El nuevo centro de retención de extranjeros de Fuerteventura, creado para descongestionar de inmigrantes la vieja terminal aérea de la isla, está ya al límite de su capacidad. Las instalaciones del antiguo campamento militar de El Matorral, recién inauguradas y pensadas para acoger a 350 personas, cobijaban ayer mismo a 301 africanos, mientras que las salas de equipaje del viejo aeropuerto acogían a 357 personas, según confirmaron fuentes de la Delegación del Gobierno y de Cruz Roja.
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'Y eso que estos días el tiempo ha sido malo y la mar no estaba para pateras, pero las calmas han vuelto y ya verás como empiezan a llegar pateras ya mismo', asegura el delegado especial de Cruz Roja en la isla majorera, Gerardo Mesa.
Canarias está soportando una presión inmigratoria de niveles desconocidos. Desde que en 1999 el flujo de pateras por el Estrecho de Gibraltar se derivara hacia las islas, el flujo de irregulares no ha parado de crecer. Ese año fue habilitada parcial y provisionalmente la terminal del aeropuerto de Fuerteventura para retener hasta su expulsión o repatriación a los extranjeros que desembarcaban ilegalmente en las costas de dicha isla y Lanzarote.
La terminal ha sufrido momentos de enorme saturación, con 'casi 600 personas' concentradas en la antigua zona del carrusel de equipajes, según la Delegación del Gobierno. La situación de hacinamiento fue tan extrema que el Ministerio del Interior habilitó recientemente el cercano campamento de la Legión de El Matorral para descongestionar la vetusta aeroestación.
Pero ahora, uno y otro centro están a tope. El aeropuerto retenía ayer a 326 hombres y 31 mujeres. 'La situación no es buena en un centro que tiene carácter provisional y, depende cómo los acuestes, podrían hasta caber más, pero ésa no es solución ninguna', apunta Gerardo Mesa.
Cifra histórica
La situación no era mucho mejor en El Matorral, donde aguardan la expulsión o su puesta en libertad (sin papeles) en 40 días un total de 266 hombres y 35 mujeres. Es decir, entre ambos centros se acumulan 658 extranjeros, una cifra calificada de 'histórica' por Mesa.
'No es lo peor, porque el fin de semana pasado, cuando en dos días llegaron 300 personas en pateras, la presión fue mucho mayor, pero se ha ido aliviando en estos tres últimos días', puntualizan en la Delegación del Gobierno. Estos medios agregan que la terminal ha llegado a tener en varias ocasiones picos de ocupación cercanos a las 600 personas.
Ahora, esa cifra se ha visto superada, aunque los inmigrantes se encuentran repartidos en dos centros diferentes. Pero el caso es que la nueva instalación, abierta para descongestionar la provisional de la terminal aérea, está ya casi copada mientras que es imposible, al menos de momento, cerrar las del aeropuerto. 'Esto es lo que ocurre con las cosas que se hacen provisionalmente para situaciones de emergencia: que se acaban convirtiendo en eternas', explica Mesa. 'Todo lo que se haga se va a quedar pequeño, especialmente ahora, en verano, que es cuando aumenta el flujo y el final del problema es demasiado largo, porque las soluciones se tienen que poner en los países de origen de los inmigrantes', agregan desde la Delegación del Gobierno en Canarias.
El destino de los ahora retenidos será variado. Los marroquíes y los naturales de aquellos países con los que hay acuerdos de repatriación serán puestos de patitas en su tierra a la mayor brevedad posible. Pero los de países subsaharianos con los que no existe acuerdo ni posibilidad de obtenerlo estarán en la calle a los 40 días de su captura, una vez concluido el tiempo máximo de retención legal para completar el imposible papeleo de repatriación.
La mayoría de ellos acabará en el parque de Santa Catalina de Las Palmas, donde ayer moraban casi dos centenares de africanos, o en el centro Miller Bajo de la misma isla, cuyas 154 plazas están a tope, según fuentes del Gobierno canario.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 5 de julio de 2002