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El 'general secretario' apartó a Acebes de la crisis en Asturias

Francisco Álvarez-Cascos ejerció como secretario general del Partido Popular con plenos poderes durante 11 años, desde 1989 hasta 1999. En el PP, un partido que funciona desde entonces con una estructura muy jerárquica, fue leyenda en toda esa época denominar a Cascos como el "general secretario". Los conserjes se ponían firmes cuando su coche oficial llegaba al aparcamiento.

Cuando Cascos accedió al Gobierno, tras las elecciones generales de 1996, José María Aznar dejó en la séptima planta del PP como coordinador general a Ángel Acebes, hasta entonces portavoz en el Senado. Pero nadie tocó el despacho de Cascos.

Allí acudía frecuentemente. Y aunque en la agenda diaria, Acebes resolvía con eficacia, discreción y mano izquierda muchos asuntos, cuando surgía un problema importante la figura de Cascos emergía en toda su intensidad. El ejemplo más evidente de esa etapa se localizó en Asturias, cuando el entonces presidente autonómico, Sergio Marqués, amigo antiguo de Cascos, se rebeló contra sus imposiciones como líder natural del PP en aquella comunidad, en la que durante años había gobernado la izquierda.

El conflicto duró más de un año y lejos de arreglarse, con cada intervención directa de Cascos llegó a un punto en que se enquistó y acabó por reventar. Tanto que Sergio Marqués no dudó, pese a los reiterados mensajes de Cascos, en optar por la drástrica decisión de romper con la disciplina del partido.

El PP perdió Asturias

Acebes intentó mediar para solventar la crisis con su estilo conciliador y amigable. Pero Cascos le apartó sin contemplaciones. Tuviera que ver o no aquella pugna política y personal en el resultado de las siguientes elecciones autonómicas, lo cierto es que la suma de los votos de la izquierda logró arrebatar Asturias al PP, y la formación que lidera José María Aznar aún pena por aquel conflicto.

Cascos, en el verano de 1998, anunció su retirada de la secretaría del PP. En la convención de enero de 1999 explicó sus razones con este argumento: "Una tarea de la magnitud que ha de realizar en la nueva etapa el secretario general exige hoy una dedicación exclusiva como la que yo ofrecí desde 1989. El PP hoy necesita una persona que le preste atención permanente". En su emotivo discurso de despedida ante el XIII congreso nacional del PP, Cascos teorizó con el consentimiento y visto bueno de Aznar: "Ser secretario general del PP no es lo mismo que estar de secretario general. Como ser ingeniero no es lo mismo que estar de ingeniero".

Aznar, Cascos y Arenas justificaron entonces la "dedicación exclusiva" de los cargos ejecutivos de la nueva estructura del PP en la necesidad de impulsar el partido pese a estar en el Gobierno.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 12 de julio de 2002