La isla Perejil se llama Laila, está a 200 metros de las costas marroquíes, fue devuelta por España a Marruecos en 1956, al término del Protectorado, y desde entonces ha sido escenario de numerosas operaciones de las fuerzas de seguridad marroquíes. Éstos son los argumentos que el Gobierno de Rabat invocaba anoche en respuesta a las protestas españolas por la instalación en el islote de una docena de agentes marroquíes. La única novedad que Rabat aceptaba era el hecho de que, a diferencia de los anteriores, ese desembarco tuviera un carácter más permanente.
MÁS INFORMACIÓN
Rabat atribuía al refuerzo de la lucha "contra el terrorismo y la inmigración clandestina" en la zona del Estrecho de Gibraltar. Los medios de comunicación del reino jerifiano guardaban silencio anoche sobre el incidente y los portavoces gubernamentales se declaraban "sorprendidos" por la "dimensión" que Madrid otorgaba al incidente. Rabat, entretanto, se preparaba para los festejos que, a partir de hoy y hasta el domingo, celebraran la primera boda pública de un monarca de la dinastía alauí, la de Mohamed VI con la ingeniera informática Salma Bennani. Ésta es la primera vez en su historia que el pueblo marroquí conoce el nombre y el rostro de la esposa de su monarca, y también la primera en la que es invitado a participar en los festejos.
La coincidencia del incidente de la isla Perejil o Laila con la boda del heredero de Hassan II sorprendió en Rabat a medios diplomáticos españoles y también a fuentes políticas y periodísticas marroquíes. De hecho, antes de conocerse el asunto, unos y otros pensaban que el cambio de Gobierno en España, con la salida de Josep Piqué de Exteriores, podía ser aprovechado para comenzar el deshielo de la ya larga crisis diplomática entre Madrid y Rabat. En la mañana de ayer incluso circulaban en Rabat rumores sobre un rápido regreso a la capital española del embajador marroquí. Y se otorgaba relevancia a unas declaraciones de Mohamed Benaissa, ministro de Exteriores marroquí, que ensalzaban la eficacia española en la compleja y masiva operación de cruce del Estrecho por cientos de miles de inmigrantes marroquíes en Europa.
Las primeras noticias sobre el incidente de la isla Perejil partieron de España y la primera reacción de las autoridades marroquíes reveló sorpresa y hasta desconocimiento del asunto. Pero pronto el ministerio de Asuntos Exteriores emitió un comunicado que confirmaba que Marruecos "ha instalado un puesto de vigilancia en la isla Laila, también llamada Perejil, de una superficie de 13,5 hectáreas, a menos de 200 metros de la costa mediterránea marroquí". El comunicado afirmaba que la instalación de ese puesto obedecía a "la campaña de lucha antiterrorista y contra la inmigración clandestina de las autoridades marroquíes, en particular en el Estrecho de Gibraltar".
La diplomacia marroquí agrega que la isla está deshabitada y "en el interior de las aguas territoriales" de su país. El islote habría sido "liberado en 1956, con motivo del final del Protectorado español sobre la zona norte del Reino. Desde entonces, las fuerzas de seguridad marroquíes se han desplegado en este islote cada vez que ha sido necesario".
Otras fuentes gubernamentales marroquíes señalaron que gendarmes y otros agentes de su país han desembarcado en numerosas ocasiones en Perejil, para combatir el contrabando, el tráfico de hachís y la inmigración clandestina, actividades favorecidas por el carácter deshabitado del islote y sus muchas cuevas. Y añadieron que Marruecos no considera que la isla Laila o Perejil forme parte de los territorios que, como Ceuta, Melilla y los peñones, están en litigio de soberanía entre Madrid y Rabat. "Esta isla es indudablemente marroquí desde 1956", afirmaron.
Mohamed Benyahia, portavoz del primer ministro socialista Yusufi, precisó que la única novedad del caso es que la instalación de fuerzas marroquíes en ese islote tiene una vocación más permanente que en ocasiones anteriores, en los que se trataba de operaciones de unas pocas horas. "Eso", añadió, "es para hacer frente a la inmigración clandestina con mayor eficacia". Benyahia se declaró extrañado de que España, "que precisamente nos reclama mayores esfuerzos en la lucha contra la inmigración clandestina", se oponga a la presencia permanente y activa en ese islote de fuerzas marroquíes.
Ya entrada la madrugada, seguían en Rabat los preparativos para los festejos del matrimonio de Mohamed VI y Salma Bennani. Equipos especiales pintaban fachadas y aceras, colocaban banderas y flores y preparaban escenarios para las actuaciones musicales en los barrios. Bennani, informaron fuentes marroquíes, no será considerada reina, sino que, con el nombre de Lala Salma, tendrá un estatuto semejante al de princesa real, como la madre y las hermanas del monarca. Los festejos comenzaran hoy con una gran ofrenda de regalos a los novios de todas las regiones de Marruecos, que incluirán elementos tradicionales como henna, azucar, dátiles, flores, camellos y otros animales. Rabat vivirá hasta el domingo verbenas callejeras, desfiles folklóricos y despliegues de "fantasía", el espectáculo en que jinetes ataviados a la usanza tradicional hacen disparar armas de fuego.
Ya antes del incidente de la isla Perejil se descartaba en Rabat la presencia en los festejos del Rey Juan Carlos I. Antes de que recibiera o no una invitación, el Gobierno de José María Aznar había adelanto que don Juan Carlos no viajaría a Rabat si antes no volvía a Madrid el embajador marroquí
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 12 de julio de 2002