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EXAMEN A LA GESTIÓN DEL GOBIERNO

El Ejecutivo y el Grupo Popular estrenan foto parlamentaria

José María Aznar llegó puntual, saludó con un gesto de cabeza y entró en el hemiciclo. Tuvo un día de afonía debido al cansancio que acumulaba tras dos jornadas intensas por el conflicto abierto tras la ocupación de la isla Perejil por parte de Marruecos.

Los miembros de su Gabinete, muchos nuevos, se repartieron abrazos y besos. Los diputados del PP más veteranos valoraban la fotografía del nuevo Consejo de Ministros: creen que ha salido ganando en peso político y poderío.

La titular de Exteriores, Ana Palacio, se mostró desorientada. Todo le parecía sorprendente. Y cuando llegó al banco azul se sentó en el segundo escaño, el del vicepresidente primero, y dejó el bolso sobre el sillón reservado para Aznar. Fue advertida amigablemente. Luego, se fue a su sitio. En los pasillos fue muy requerida para explicar la crisis con Marruecos. Su hermana, Loyola de Palacio, vicepresidenta y comisaria europea, además de ex ministra, la observaba, orgullosa, desde un segundo plano.

Ritmo frenético

Loyola de Palacio tuvo tiempo para departir un rato en una esquina con un exultante Javier Arenas, ministro de Administraciones Públicas y secretario general del PP. Arenas mantiene su ritmo frenético. Lo mismo lanza un mensaje sobre Euskadi que se lleva a un rincón a los ministros-candidatos autonómicos. Así lo hizo con Josep Piqué y Jaume Matas. Con Cascos, que le reprocha que no delegue su cargo de secretario general, no quiere un aparte. El ministro de Fomento ha intentado sin éxito, al menos dos veces, enseñarle a Arenas la transcripción literal de sus declaraciones sobre la posibilidad de simultanear dos cargos. Arenas no quiere perderse en esa polémica. Ayer comió con el nuevo candidato a la alcaldía de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, para preparar el futuro, que en el ayuntamiento se prevé más que complicado con los concejales del equipo de José María Álvarez del Manzano.

En el restaurante del Congreso, los integrantes del denominado clan de Becerril, encabezado por el futuro yerno del presidente, Alejandro Agag, hablaron también de Madrid. En este "banquillo del banquillo", donde conviven jóvenes concejales y consejeros autonómicos, la conclusión fue clara: todos ellos deben encontrar un hueco o en el equipo de Ruiz-Gallardón o en el de Esperanza Aguirre, candidata a la Comunidad.

El futuro también le preocupa a la ex ministra de Sanidad, Celia Villalobos, ayer entretenida en ojear revistas de viajes en su escaño mientras Aznar y Zapatero debatían. Otros ex ministros, como Jesús Posada y Juan Carlos Aparicio, recibieron solidaridad y afecto, incluso de diputados socialistas.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 16 de julio de 2002