Era el hombre más buscado de Israel. Salá Shahada, miembro fundador de Hamás y responsable de su ejército secreto las Brigadas de Ezedine Al Kasam, estaba acusado de haber participado, alentado y dirigido centenares de ataques terroristas contra los israelíes, liderando al mismo tiempo los sectores duros de la organización que se negaban a aceptar la orden de alto el fuego decretada desde hace siete meses por el presidente Yasir Arafat, así como la posibilidad de negociar una tregua circunstancial y puntual.
Salá Shahada, nacido en la aldea de Beit Hanun, en la franja de Gaza, en febrero de 1954, en el seno de una humilde familia de refugiados de Jaffa, estaba doctorado en Sociología y había sido formado en las universidades de Turquía, Egipto y Rusia, donde tuvo contactos con otros líderes fundamentalistas del mundo islámico.
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Las firmes convicciones religiosas y la sólida formación política e intelectual de Shahada le permitieron convertirse en el delfín del jeque Abdesalam Yasin, el venerable anciano, que desde su silla de ruedas dirige con puño de hierro el movimiento Hamás, la segunda formación política más importante de los territorios palestinos. Pero al mismo tiempo, todas estas cualidades hicieron de Shahada el hombre más buscado de los servicios secretos de Israel, que en diferentes ocasiones en estos últimos meses había tratado de asesinarlo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 24 de julio de 2002