Ana Palacio trató de despejar ayer en el Congreso las sospechas expresadas por todos los partidos menos el suyo de que el conflicto de Perejil vaya a desembocar en un cambio de la posición española sobre el Sáhara Occidental. Pero no lo consiguió, dado que lo único que aseguró es que hasta aquí, y concretamente durante su viaje a Rabat del pasado lunes, ese cambio no se ha producido. La ministra de Exteriores, que alabó la modernización y democratización de Marruecos bajo el reinado de Mohamed VI, descartó que EE UU haya pasado a ser el árbitro de las relaciones hispano-marroquíes.
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'No he hablado del Sáhara, y el único interlocutor que ha tenido Marruecos en estos días he sido yo. Tampoco ellos suscitaron el tema. Al no haberse hablado, no hay cambios de posición del Gobierno. Quiero que quede despejado y claro', dijo Palacio al comenzar su turno de réplica. 'Les estoy contando lo que es, y no hay nada más. Hay un telón de fondo, pero no hemos hablado', añadió más adelante.
El 'telón de fondo' del Sáhara, conflicto sobre el que la ONU tenía previsto tomar una decisión trascendente antes del 31 de julio, aunque ahora es probable que se aplace al otoño, fue el punto de coincidencia de las aprensiones de los portavoces de casi todos los grupos parlamentarios.
Manuel Marín, por el PSOE, preguntó expresamente a la ministra si el Gobierno 'ha evaluado la posición de Estados Unidos, Francia y el Reino Unido', países que, a diferencia de España, han virado hacia la tesis de Rabat de que el futuro del Sáhara pasa por una autonomía en el seno de Marruecos. '¿No nos están conectando situaciones que no queremos conectar?', añadió.
Otra pregunta del portavoz socialista fue si 'la mediación' de Estado Unidos 'queda limitada al conflicto de Perejil'. Palacio descartó tajantemente que Washington se haya constituido en árbitro de conflictos futuros entre España y Marruecos y describió la intervención del secretario de Estado Colin Powell en este asunto como la de 'un testigo de excepción, cuyas características personales son muy relevantes'. 'No ha habido un papel de Estados Unidos como tal', llegó a decir, tras afirmar que España quería volver al statu quo del islote cuanto antes y que, por eso, no puso inconvenientes cuando Marreucos pidió que el testigo fuera americano. La Unión Europea, aunque ha tenido 'un papel fundamental', no podía serlo, prosiguió, porque, al incluir a España, era parte del contencioso.
Marín preguntó cómo es posible que habiendo firmado España un protocolo de inteligencia con Washington, el ministro de Defensa, Federico Trillo, haya reconocido públicamente que no sabía cuántos soldados marroquíes había en Perejil. Palacio le respondió que esa información no se pidió, para no perjudicar la posición de EE UU como 'testigo' del compromiso. Luego afirmó que no había habido 'escoramiento' del testigo hacia Rabat.
La ministra estuvo de acuerdo con Marín en la necesidad de 'reconstruir el colchón de intereses' hispano-marroquíes 'destejido' durante el último año. Pero no aceptó que eso haya ocurrido por responsabilidad del Gobierno. El portavoz socialista advirtió de que, para reconstruir las relaciones con Marruecos, sería un error 'darle la razón en todo'.
Palacio reiteró que en la reunión del lunes en Rabat únicamente se abordó el acuerdo sobre Perejil y el pacto de celebrar una nueva reunión en septiembre, que, dijo, 'si todo va bien, como todos deseamos', tendrá por agenda 'compartida el regreso de los respectivos embajadores, el tratamiento de cuestiones complejas, como la emigración ilegal o la lucha contra el tráfico de drogas'.
Palacio afirmó que el Gobierno 'saluda las reformas emprendidas por su majestad el rey Mohamed VI de modernización del país, de fortalecimiento institucional, de consolidación democrática y de profundización de relaciones con sus vecinos del Magreb'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 25 de julio de 2002