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Detenida la esposa de Rumsas con productos dopantes en el coche

El Tour estudia desposeer del tercer puesto al lituano, suspendido de forma inmediata por su equipo

Edita Rumsas, esposa del ciclista lituano Raimondas Rumsas, tercero del Tour, seguía ayer detenida por la policía judicial de Lyón (Francia) después de que agentes aduaneros de Chamonix, en la boca francesa del túnel del Mont Blanc, encontraran en su coche gran cantidad de productos dopantes, como testosterona, EPO y corticoides, según el jefe de la policía judicial de Lyón. La policía de esta ciudad registró el autobús del Lampre, equipo italiano de Rumsas, en el que cuatro masajistas y un mecánico viajaban a Italia, sin que encontraran nada sospechoso.

Mientras el Lampre ha suspendido a su corredor con carácter cautelar e inmediato, Jean-Marie Leblanc, director general del Tour, mostró su "extrañeza" por las grandes prestaciones de un ciclista de 30 años y semidesconocido, como Rumsas, y declaró que si se probaba que los productos hallados a Edita Rumsas estaban destinados a su marido, le desposeería de su tercer puesto en la general final. Si se probara su implicación, el Lampre despediría de inmediato al lituano.

A la gente del equipo Lampre no le sorprendió lo más mínimo que Raimondas Rumsas no se quedara a dormir el domingo en París a celebrar su tercer puesto final en el Tour, ni tampoco que el ciclista lituano viajara en avión a Italia pocas horas después de subir al podio de los Campos Elíseos, mientras su mujer, Edita, saliera por la mañana para hacer por carretera el trayecto Mâcon-Lunata (Toscana) en el Audi matriculado en Lituania con el que había seguido la última semana de Tour a su marido. "Estos del Este son muy raros", dice un técnico del equipo italiano. "Con tal de ahorrarse un billete o una noche de hotel, cualquier cosa".

Pero lo que sí que sorprendió a los dirigentes del Lampre fueron las noticias que empezaron a lloverles el mismo domingo. La primera fue la visita inopinada de la policía judicial francesa, que, cumpliendo órdenes del fiscal de Bonneville (Saboya), procedió a registrar todas las habitaciones del Sofitel Puerta de Sèvres (París) reservadas para el equipo italiano. Como todos los ciclistas y técnicos habían volado, sólo dieron con un miembro del equipo, el jefe de prensa, Gabriele Sola, a quien, para su embarazo, esposaron, detuvieron e interrogaron cinco horas mientras registraban su habitación sin encontrar nada. Poco después, les llegó la razón del súbito registro. En la aduana de Chamonix, la policía llevaba a cabo una operación antidroga y le resultó sospechoso un Audi matriculado en Lituania que circulaba a gran velocidad. Era el de Rumsas, conducido por su esposa. Lo registraron, y hallaron los productos dopantes junto a unas prescripciones médicas en polaco. Detuvieron a la mujer, que se dirigía a su casa de Lunata, junto a Lucca, y la trasladaron a Lyón, al tiempo que informaban al fiscal de Bonneville, quien ordenó los registros en París.

La testosterona, uno de los productos que supuestamente transportaba Edita Rumsas, es fácilmente detectable en los análisis antidopaje. En los dos controles a que se ha sometido hasta el 24 de julio, Rumsas ha dado un resultado negativo, aunque la Unión Ciclista Internacional (UCI) mantuvo una ligera sospecha sobre el ciclista el pasado lunes, el día de descanso en Aviñón. En un control de sangre matinal, el hematocrito del lituano era de 47,4%, un punto superior al control anterior, lo que motivó que se le sometiera por la tarde a un control de orina en busca de EPO, pese a que otros valores, como la hemoglobina y los reticulocitos, eran normales. El resultado del análisis fue negativo.

Desde los sucesos del Tour 98 y el 'caso Festina', los equipos ciclistas deben solicitar permiso a las autoridades sanitarias francesas para transportar los medicamentos. Ninguno se arriesga a transportar sustancias no declaradas y mucho menos productos dopantes, por lo que algunos corredores pueden recurrir, a espaldas de su equipo, a vías alternativas de suministro. En Italia, donde son habituales los registros de los hoteles de los corredores, el año pasado la policía halló un verdadero almacén de productos dopantes en la caravana con que el suegro de Ivan Gotti siguió al ciclista italiano durante el Giro pasado.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 30 de julio de 2002