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El Supremo de Israel autoriza el derribo de viviendas palestinas sin previo aviso

Ministros israelíes y palestinos se reúnen para negociar un plan de seguridad conjunto

El Tribunal Supremo israelí dio luz verde al Ejército para que destruya las viviendas de presuntos terroristas palestinos sin tener que dar notificación previa a las familias que las ocupan. Una comisión constituida por tres magistrados dictaminó que los tribunales inferiores analicen cada supuesto de demolición de manera individual. Por otra parte, los responsables de las fuerzas de seguridad israelíes y palestinas mantuvieron una reunión al más alto nivel para negociar un nuevo plan de seguridad, cuya aplicación posibilitaría la retirada progresiva del Ejército israelí de Gaza y Cisjordania.

El Supremo desestimó una petición cursada por dos organizaciones de derechos humanos israelíes para que las familias de presuntos terroristas palestinos sean avisadas con antelación, en el caso de que el Ejército vaya a destruir su vivienda. De esta forma, la más alta institución judicial israelí evita que los representantes legales de las familias damnificadas puedan presentar un recurso de apelación.

La petición cursada por las organizaciones Hamoked y Canon, hecha en nombre de familias de presuntos terroristas, fue rechazada por una comisión compuesta por tres jueces, que determinaron que cada caso de demolición sea juzgado de forma independiente.

El fiscal Shai Nitzan pidió al Supremo que denegara las peticiones con el argumento de que las demoliciones son un componente de la lucha contra el terrorismo en un momento en el que el país se encuentra en guerra. El abogado defensor, André Rosenthal, argumentó, por el contrario, que no constituyen un componente legítimo de la misma e indicó que contravienen la IV Convención de Ginebra, que Israel ha firmado.

Por otra parte, el primer ministro, Ariel Sharon, emitió un comunicado apoyando las tesis del ministro del Interior, Eli Yishai, sobre una eventual revocación de la ciudadanía israelí para dos ciudadanos árabes supuestamente involucrados en delitos contra la seguridad del Estado, y del permiso de residencia permanente para un tercero. De ejecutarse, se convertiría en la tercera medida disuasoria destinada a combatir la complicidad y apoyo prestado a los terroristas, junto con la demolición de los inmuebles y la deportación de los familiares de los suicidas.

A pesar de la última serie de atentados, el titular israelí de Defensa, Benjamín Ben Eliezer, se reunió con la nueva troika de seguridad palestina -formada por el titular de Interior, Abdel Razek al Yahiye; el asesor de seguridad nacional, Mohamed Dahlan, y el director del servicio de inteligencia, Amin al Hindi- para concretar un nuevo plan conjunto de seguridad. Según este plan, el Ejército se retiraría, una por una, de las ciudades autónomas de Cisjordania que mantiene reocupadas desde hace un mes y medio, si las fuerzas de seguridad palestinas son capaces de hacerse con el control de la situación y prevenir los atentados.

Plan de seguridad

El diseño presentado por Ben Eliezer sugirió tomar Gaza a modo de "proyecto piloto", segmentando el territorio y permitiendo la actuación de la policía palestina en algunas zonas, sin interferencias militares israelíes. El eventual éxito de la aplicación del plan haría que posteriormente se aplicara en Cisjordania, comenzando por Jericó, Belén y Hebrón. La secuencia propuesta no fue del agrado de la Autoridad Palestina, cuyo secretario general, Ahmed Abdel Rahmán, reclamó que la retirada arranque en Ramala, su capital administrativa.

"Según este plan, las fuerzas de seguridad palestinas intervendrán para reducir el terrorismo y, a partir de ahí, las israelíes aliviarán las restricciones", anunció Ben Eliezer, que puede volver a reunirse con Al Yahiye al final de esta semana para ultimar los detalles. Mientras tanto, el Ejército israelí sigue imponiendo toques de queda de 24 horas en cinco ciudades autónomas (Qalquilia, Tulkarem, Nablús, Yenín y Ramala) y esta madrugada sus tanques volvieron a entrar en Gaza, según testigos citados por la agencia Reuters.

Aunque el plan en sí mismo no supone una novedad, dado que venía discutiéndose desde hace dos semanas, lo que destaca es el momento en el que se lanza: inmediatamente después de una serie de atentados palestinos que han causado la muerte de 16 personas en tres días, y dentro todavía de un nuevo ciclo de violencia desencadenado por el asesinato del jefe del brazo armado del movimiento islamista Hamás, Salah Shahada.

A su vuelta de Egipto, el ministro de Exteriores, Simón Peres, insistía en la necesidad de seguir negociando, si no directamente con Yasir Arafat, sí con otros interlocutores palestinos. En una entrevista concedida a la cadena de televisión Nile TV, Peres declaró: "No queda otra alternativa, ni para el pueblo palestino ni para Israel, ni para todo el mundo árabe, que llegar a alcanzar la paz".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 7 de agosto de 2002