AOL Time Warner, número uno mundial en medios de comunicación e Internet, reconoció ayer que sus cifras de facturación no son correctas. Reflejan 49 millones de dólares (49,9 millones de euros) de más. AOL facturó en el primer trimestre 9.800 millones de dólares y ya estaba siendo investigada por presuntas irregularidades. Los responsables de AOL, como otros centenares de presidentes y directores financieros de grandes empresas de EE UU, tuvieron que certificar ayer ante la Comisión de Valores (el regulador bursátil) que sus cuentas responden a la realidad.
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Fue un peculiar examen de reválida. A las 5.30 de la tarde, hora de Nueva York, vencía el plazo para que los responsables de unas 700 compañías certificaran ante la Comisión del Mercado de Valores, por escrito y bajo juramento, que sus cuentas de resultados respondían a la realidad. AOL decidió no arriesgar y admitió que la "mala contabilización de ciertas transacciones" ha inflado su cifra de negocio con 49 millones de dólares de más.
Y es que la de ayer era la última oportunidad de ratificar o rectificar, antes de someterse a una nueva legislación que castiga hasta con 20 años de cárcel por falsear balances. Las bolsas vivieron una jornada de nervios.
Muchos esperaron al último momento. Las oficinas de la Comisión de Valores en Nueva York se vieron inundadas de paquetes urgentes y mensajes electrónicos. Coca-Cola, Pepsi, Revlon, Caterpillar y otras sociedades figuraban entre las aproximadamente cien que remitieron las certificaciones, sin cambios, durante la mañana.
El volumen de recepciones impidió que la Comisión cumpliera su propósito de colocar en su página electrónica, de forma instantánea, el nombre de quienes habían cumplido. Con su "examen de reválida", quería cubrir dos objetivos. El primero, acabar con la impresión de que consiente demasiado a las empresas y hacer lo posible por superar el descrédito generalizado de la contabilidad corporativa tras fraudes como los de Enron, WorldCom y otros no tan gigantescos. El segundo, "entrenar" en sus nuevas responsabilidades a los presidentes y directores financieros, que en adelante deberán avalar con su firma las cuentas de sus empresas, con el riesgo penal que eso implica. Ya no podrán firmar mandos intermedios. La ley Sarbanes-Oxley, aprobada en julio, castiga hasta con 20 años de cárcel y multas de hasta cinco millones de dólares a los ejecutivos que falseen sus balances.
No estaba claro el castigo que esperaba a quienes se saltaran la fecha límite de ratificación. La orden de la Comisión de Valores obligaba a 947 empresas, todas las que cotizan en Bolsa y tienen una facturación anual superior a los 1.200 millones de dólares, pero ayer sólo expiraba el plazo para las que basan su contabilidad en años naturales (unas 700). Las que cierran el balance en verano disponen hasta el 29 de noviembre. La Comisión, además, ofrecía cinco días adicionales a quienes alegaran "problemas técnicos" de última hora. En cualquier caso, la certificación implicaba riesgos legales: en caso de que posteriormente se detectaran irregularidades. No certificar, en cambio, o modificar los números a última hora, aseguraba un batacazo bursátil, algo a lo que se arriesga hoy AOL.
Household International, una gran firma de crédito y seguros asociada con Citigroup, reconoció que había hinchado sus beneficios en 386 millones de dólares (culpó de ello a su auditora, la extinta Arthur Andersen) y su cotización descendió un 10%.
A medida que las certificaciones llegaban a las oficinas, las bolsas estadounidenses olvidaron las caídas del martes.El Dow Jones subió un 3,09%, mientras el Nasdaq se disparó un 5,1%. En Europa, sin embargo, pesaron más las palabras del presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, que advirtió de que la economía de EE UU no remonta la crisis. En España, el Ibex perdió un 2,66%. París encabezó las pérdidas con una caída del 4,41%, Milán, por su parte, retrocedió un 2,57%; Londres, un 2,36%, y Francfort, un 2,5%.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 15 de agosto de 2002