La policía alemana desalojó ayer de la Embajada iraquí en Berlín a cinco integrantes del grupo opositor al régimen de Sadam Husein autodenominado Oposición Democrática Iraquí en Alemania que, a las 14.30 se atrincheraron en el edificio, situado en un lujoso barrio berlinés, y allí mantuvieron en su poder a dos diplomáticos durante cinco horas. En la operación policial no hubo víctimas. En una conversación telefónica con la televisión árabe Al Yazira, uno de los secuestradores afirmó que la intención era "liberar" un pedazo de territorio iraquí, y negó que estuvieran armados, lo que se probó falso.
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La Embajada -recientemente trasladada desde Bonn a Berlín y presidida no por un embajador, sino por un encargado de negocios- se encuentra en un exclusivo barrio en el sur de la capital alemana e inmediatamente fue acordonada por la policía, que mantuvo a distancia a los medios de comunicación. Cuando los opositores iraquíes entraron en el edificio, dos diplomáticos pudieron escapar, pero resultaron levemente heridos al inhalar gases lacrimógenos.
Al caer la tarde, el Ministerio de Asuntos Exteriores alemán comunicó a la policía que podía proceder a un desalojo por la fuerza. El derecho internacional prevé en estos casos que el Estado afectado, Irak en este caso, tiene que dar su consentimiento para intentar liberar a rehenes en una sede diplomática ocupada.
Un comando especial de la policía procedió al desalojo a las 19.40, sin encontrar mayor resistencia y liberó a los dos rehenes restantes, entre ellos el encargado de negocios de la Embajada. Ambos se encontraban en estado de choque.
A lo largo de la tarde, la toma de la legación diplomática había sido reivindicada por un grupo hasta ahora poco conocido, la Oposición Democrática Iraquí en Alemania, en un fax enviado a la agencia Reuters en el que se podía leer: "En nombre del pueblo iraquí y su legítima dirección, la oposición iraquí declaramos que la liberación del territorio iraquí se inicia hoy. Tomamos control de la Embajada iraquí en Berlín y de esta manera damos el primer paso rumbo la liberación de nuestra amada patria". Por otra aparte, el comunicado subrayaba que se trataba de una acción "pacífica y limitada en el tiempo".
Sin embargo, el asalto policial se supo que los secuestradores iban armados con dos pistolas de gas, un hacha y un aparato para la aplicación de electrochoques.
Según coincidieron en afirmar dos expertos de ONG alemanas que trabajan con la Coalición Irak Democrático, el nuevo grupo apareció por vez primera a inicios de agosto, durante un encuentro de exiliados en Berlín. "Nadie los conocía. Se presentaron de manera neutral y afirmaron estar interesados en la ayuda a los refugiados y en contactos con los medios de comunicación", contó ayer a este periódico Hans Branscheidt. Tanto él como otro observador afirmaron que los integrantes del nuevo grupo dieron a entender que son suníes (musulmanes ortodoxos), en otro tiempo vinculados al partido oficial Baas.
"Es posible que se trate de un grupo que hasta ahora no se con-sidera lo suficientemente representado en las filas de la oposición. Lo que estamos viendo es la lucha por la repartición del poder en el día después de la caída de Sadam Husein", sostuvo Branscheidt, quien inisitió en que la Coalición Irak Democrático rechaza este tipo de acciones de fuerza y la consideró "contraproducente". Desde Londres, el Congreso Nacional Iraquí se distanció de la acción del nuevo grupo. En su interpretación, la toma de la Embajada puede ser leída como una protesta en contra de la reticencia del canciller alemán, Gerhard Schröder, de participar en una eventual operación militar estadounidense en contra de Sadam Husein.
Presión electoral
Presionado por sondeos de opinión que lo sitúan por detrás de su contrincante conservador, Edmund Stoiber, en las elecciones del próximo 22 de septiembre, Schröder ha endurecido en las últimas semanas su tono respecto a una posible intervención en Irak, que calificó de una "aventura" militar para derrocar a Sadam Husein. Estas declaraciones condujeron a una inusual protesta formal del embajador de EE UU en Berlín, Daniel Coats, que la semana pasada incluso acudió a la cancillería para exponer el punto de vista de Washington.
Desde Bagdad, entretanto, el Ministerio de Asuntos Exteriores iraquí acusó ayer a los secuestradores de ser "mercenarios armados de los servicios secretos estadounidenses y sionistas". Estados Unidos calificó la acción de "inaceptable".
Durante las cinco horas que duró la toma, algunos de los vecinos de la Embajada temieron lo peor, al recordar lo acontecido el 17 de febrero de 1999 en otro lujoso barrio residencial de la capital alemana. Ese día, un grupo de kurdos ingresó en el consulado general de Israel en Berlín para protestar contra la detención en Nairobi del líder del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), Abdalá Oçalan, y fue violentamente repelido por los agentes de seguridad israelíes, que mataron a cuatro de los manifestantes.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 21 de agosto de 2002