"Ha sido el peor día del año", dijo Míchel Salgado, que no quiso abundar más en la indignación del vestuario en torno a la repentina difusión de las negociaciones del Madrid para traspasar a Morientes al Barcelona.
El técnico, Vicente del Bosque, explicó la causa de su decisión de mandar a Morientes a la grada: "Las negociaciones estaban muy avanzadas y el club ha creído conveniente que, por su estado emocional, no jugase el partido".
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El capitán, Fernando Hierro, fue el más duro de sus compañeros. "Los jugadores no somos mercancía", dijo, cuando le preguntaron por su opinión por las negociaciones para fichar a Ronaldo y traspasar a Morientes. "El caso de Morientes tiene difícil solución", agregó Hierro, torciendo el gesto.
Fue precisamente Hierro quien decidió incorporar a Morientes a la celebración del triunfo de ayer. El capitán madridista detuvo la ceremonia de entrega del título y se quedó solo en el centro del campo hasta que apareció el delantero extremeño, de traje y corbata, un poco pálido y cabizbajo. Lo abrazaron Guti, Raúl, el propio Hierro... sus más amigos en la plantilla, antes de subir al podio a recibir la Supercopa de manos de Lenhart Johansson, el presidente de la UEFA. Un grupo de futbolistas que ha experimentado un rechazo visceral hacia la intención de venta del jugador por parte de Florentino Pérez, el presidente, y Valdano, el director general deportivo.
"Os podéis imaginar los momentos que se han vivido en la concentración", comentó Salgado; "porque había compañeros implicados en negociaciones y había que preparar un partido. Los sentimientos de los compañeros son lo primero y todos nos hemos sentido un poco afectados. Morientes llevaba mucho tiempo preparando este partido... Quizá el club debió actuar antes. Quizá es imposible fichar a Ronaldo de otra manera. Lo cierto es que Morientes se va. Ha quedado fuera de la convocatoria y si es así será por que se irá. Pero los jugadores no tienen la culpa de nada. Si viene Ronaldo habrá que recibirlo con los brazos abiertos".
En esta misma línea se expresó Roberto Carlos, que dijo por lo bajo: "Los jugadores no son productos de compra-venta", pero "así es la vida", para contar su parecer sobre la posible venta de Morientes para traer a Ronaldo. "Le dedicamos este triunfo a Fernando Morientes. Se va un gran jugador y viene otro", apuntó.
Si Morientes era la peor noticia de la noche, la más alegre, además del título, fue la convincente actuación de Cambiasso. "Desde hace tiempo estábamos buscando un jugador de estas características", dijo de él el propio Del Bosque. Cambiasso ocupó el puesto que en la pasada final de la Liga de Campeones perteneciera a su compatriota Solari. Y Cambiasso, en su primer partido de competición en Europa con el Madrid -que le fichó hace seis años para mandarlo una y otra vez a que se hiciera mayor en el fútbol argentino- protagonizó ayer un espléndido papel.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 31 de agosto de 2002