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Crónica:Campeonato del Mundo | BALONCESTO

Y eso que sólo le gustaba el fútbol

Garbajosa, apodado 'El Gordo', se doctora en Indianápolis tras haber conquistado Italia

A Jorge Garbajosa lo que le gustaba de pequeño era el fútbol. Y por llevar la contraria a la mayor parte de su familia, que era del Barça, se hizo del Atlético de Madrid. Era la época en la que Futre y Baltazar hacían las delicias en el Manzanares. En su colegio practicaba el fútbol. Hasta que empezó a crecer y a crecer. Un día, el conductor del autobús que le trasladaba a la escuela, casualmente directivo del Juventud Alcalá, le convenció para que probara en el baloncesto. Aquel chaval de Torrejón de Ardoz, un poco fondón, al que empezaron a llamar 'gordo', un mote que le ha quedado para siempre, apostó fuerte por este deporte y, aunque al principio lo pasó tan mal que estuvo a punto de dejarlo, se ha consolidado como un jugador importante en la élite, tanto en su club, el Benetton de Treviso, como en la selección española. A los quince años fue reclutado por el Tau y se trasladó desde Torrejón a Vitoria con el objetivo, dada su tardía incorporación al baloncesto, de acelerar su proceso de formación. Y a los 22 años se marchó a Treviso para hacerse un hueco en uno de los grandes del baloncesto europeo. Ahora, a los 24, después de haber completado una fantástica temporada en el Benetton -con el que logró el título en la Liga italiana y unos promedios de 11,9 puntos y 6,5 rebotes por partido- regresa del Mundial de Indianápolis con el sabor 'agridulce de un quinto puesto que, tras ganar a Yugoslavia y a Estados Unidos, debía haber sido mejor'.

Quienes impidieron que tirara la toalla y abandonara Vitoria cuando todavía era un pipiolo fueron sus compañeros de piso y de fatigas, el base Javi Rodríguez, ahora en el Lugo, y los hermanos Cazorla, que continúan siendo sus mejores amigos. Abandonó sus estudios, pero sus progresos en las canchas quedaban limitados por la tremenda competencia en un equipo con pívots tan buenos como Ramón Rivas, Kenny Green o Brent Scott.

En el verano de 2000, a pesar de que manejaba buenas ofertas de equipos españoles, decidió apostar fuerte y recalar en el Benetton, un club importante en Italia al que dirigía entonces Piero Buchi. Allí continúa su carrera encantado por el trato que recibe. 'Sólo puedo decir que la familia Benetton no parece la dueña de una multinacional. Van a todos los partidos y el club se preocupa de los más mínimos detalles. En mi caso, me preguntan de igual manera si estoy bien físicamente o si mi mujer ha aprobado el examen para obtener el permiso de conducir'.

También en el verano de 2000 debutó en la selección absoluta con ocasión de los Juegos Olímpicos de Sydney. Su jugador favorito era Olajuwon y ahora al que más admira es a Duncan, pero no es mitómano, ni guarda camisetas, excepto la que le regaló su hermano Carlos cuando jugaba en el Real Madrid.

Garbajosa ha pulido y ha mejorado su estilo de juego en Treviso. Su corpulencia y sus 2,06 metros de estatura le convierten en un jugador ideal para jugar de cuatro, pero al mismo tiempo posee un buen lanzamiento exterior. Durante la última temporada ha mejorado mucho en los triples y en el Mundial también ha dejado ver su buena mano, logrando 14 en los nueve partidos disputados.

Casado hace un año, a Garbajosa le encanta la vida apacible de Treviso, poder llegarse de vez en cuando hasta Venecia, y cargar así las pilas para las concentraciones durante las que, ademas de leer y jugar a las cartas, su mayor 'satisfacción' es ganarle a la play-station a su compañero de habitación Lucio Angulo.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 10 de septiembre de 2002