La captura de los dos máximos jefes militares de ETA, Ainhoa Mujika Goñi y Juan Antonio Olarra Guridi, es la guinda policial a un año en el que han sido detenidos 137 miembros o colaboradores de la banda en Francia y en España. El golpe atizado en Burdeos directamente a la cabeza de la organización terrorista supone la cuarta desarticulación de la cúpula militar etarra desde 1999, año de tregua en el que ETA cambió su modo de actuar.
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Olarra y Mujika habían ascendido a la cúpula etarra más por méritos de las fuerzas de seguridad que propios. Olarra era el lugarteniente de Xabier García Gaztelu, Txapote, la persona que había ordenado todos los atentados cometidos desde el final de la tregua etarra, en diciembre de 1999. Txapote reclutó para ETA a un nutrido grupo de jóvenes de la kale borroka y que fueron los responsables de una de las peores ofensivas etarras: 26 muertos desde enero de 2000 y el 22 de febrero de 2001. Ese día, García Gaztelu fue detenido en Anglet (Francia).
Txapote había llegado a la cúpula militar por el mismo motivo que Olarra, la detención de su jefe, José Javier Arizkuren Ruiz, Kantauri. Éste fue capturado el 9 de marzo en París. La detención se produjo mientras aún estaba en vigor el alto el fuego unilateral decretado por la banda tal día como ayer de hace cuatro años. Kantauri había ascendido a ese puesto en 1994, cuando comenzó a encargarse en persona de los comandos ilegales (con terroristas fichados) de ETA. Antes de él se había encargado provisionalmente de las actividades militares Iñaki de Gracia Arregi, Iñaki de Renteria, que luego se colocó en la cúspide de la organización, hasta ser detenido en septiembre de 2000.
Y, como no podía ser de otro modo, el ascenso de Gracia Arregi comenzó en el momento en que fue detenida en un caserío de Bidart (Francia) la que hasta el 29 de marzo de 1992 era la cúpula de ETA: el llamado colectivo Artapalo, dirigido por Francisco Mujika Garmendia, Pakito. Éste había sido el jefe de Iñaki de Rentería en los llamados comandos Bereziak (especiales) de ETA político-militar.
La operación de anoche fuerza a ETA a buscar a la mayor brevedad posible sustitutos a Olarra y Mujika, cuyos nombres, según las fuentes consultadas, seguramente estarán entre los incluidos en las listas de terroristas de ETA más buscados elaborados por la Unión Europea (UE) y Estados Unidos. ETA tiene cada vez menos personas entre las que elegir, ya que en los últimos años ha sufrido una más que incesante sangría de miembros y colaboradores; ha visto tocados en varias ocasiones sus aparatos logístico, militar e incluso político y ha visto caer gran parte de sus refugios en el sur de Francia.
La policía francesa y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado han detenido, sólo en lo que va de año, a 137 personas acusadas de ser colaboradores o miembros de ETA. El mayor número de detenciones se ha producido en España, donde han caído 101 personas vinculadas a la banda, según el Ministerio del Interior. En Francia han sido detenidas otras 36 personas (incluidas las dos de ayer), muchas de ellas con responsabilidad en la dirección de ETA. Pero también en 2002 la banda ha matado a tres personas: Juan Priede Pérez concejal del PSE-EE en Orio (Guipúzcoa), el 21 de marzo; Silvia M. S., de seis años, hija de un guardia civil, y Cecilio Gallego Alarias, de 57 años, ambos asesinados con un coche bomba que estalló junto al cuartel del instituto armado en Torrevieja (Alicante), el pasado 4 de agosto.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 17 de septiembre de 2002