La reunión del Gobierno, PP y PSOE no se convirtió en la bronca que pocas horas antes auguraba la polémica que, en los pasillos del Congreso, sostuvieron el secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, y su homólogo del PP, Javier Arenas, sobre tres cuestiones: la asistencia o no a la ronda de conversaciones propuesta por Ibarretxe; el acto de afirmación de la bandera materializado unilateralmente por el Gobierno central y la responsabilidad que el secretario de Organización del PSOE, José Blanco, atribuyó a José María Aznar en la confrontación con los nacionalismos.
La crispación se quedó en las puertas de la sesión del Pacto Antiterrorista porque dentro los asistentes se vieron obligados a buscar puntos de encuentro. Dicho pacto se basó en la defensa del Estatuto, que recoge el preámbulo del Pacto Antiterrorista, frente a la deriva soberanista de Ibarretxe. El otro punto de acuerdo fue el respeto a la autonomía estratégica de cada partido ante la política del País Vasco y la huida de los "frentismos". Arenas y el portavoz del PSOE, Jesús Caldera lo aclararon al final del encuentro.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 4 de octubre de 2002