Los cuerpos de policía de Washington y Maryland (Estado adyacente a la capital) confirmaron ayer un sexto crimen atribuido al asesino en serie que mata a sus víctimas con un rifle de asalto disparado a larga distancia. Igual que en las cinco ocasiones anteriores, un hombre que cruzaba una calle en la zona norte de Washington recibió un único disparo. Las balas utilizadas son de tal potencia que muchas se desintegran después del impacto.
Los criminólogos ven en este último asesinato un desafío a quienes dirigen la investigación
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La policía interrogaba ayer a un individuo de Carolina del Norte en relación con los asesinatos, aunque de momento no se le considera formalmente como sospechoso. Se trata de Robert Gene Baker III, un hombre joven asociado en los últimos años a milicias antigubernamentales y a grupos de supremacía blanca.
Según The Raleigh News and Observer, el periódico local de la ciudad en la que residía, agentes del FBI lo buscaban por su posible relación con los seis crímenes cometidos en la capital de EE UU. Baker fue detenido ayer en Fairfax (Virginia), muy cerca de Washington, y la policía no halló arma alguna en su automóvil.
Charles Moose, el jefe de la policía del condado de Montgomery (Maryland), en el que se han cometido cinco de los seis asesinatos, insistió en que Baker no puede ser calificado todavía como sospechoso. "Estamos hablando de alguien que está en paradero desconocido y que ha sido mencionado por varias personas con preocupación por las armas que tiene y por su estado mental. Pero no queremos hacer suposiciones. Sólo queremos hablar con él", dijo Moose.
El boletín de búsqueda y captura de la policía indica que Baker es consumidor habitual de drogas y que está afiliado a varios grupos violentos vinculados a la extrema derecha. Su vehículo es similar al que un testigo creyó ver alejarse de la escena de uno de los crímenes.
La policía sólo ha encontrado tres de las cinco balas usadas en los crímenes del condado de Montgomery y la empleada en el asesinato en Washington; todas ellas fueron disparadas con el mismo fusil de asalto, un arma de extrema potencia que se emplea en la caza mayor y que se consigue con relativa facilidad en las armerías de EE UU.
En todo caso, la policía ya ha podido determinar que el asesino actuó también en Washington en la noche del jueves, cuando todas las cadenas informativas de radio y televisión estaban ya dedicadas a informar sobre los crímenes en serie.
Según los expertos, es significativo que el asesino decidiera volver a actuar y escogiera hacerlo en Washington, lo que algunos criminólogos interpretan como un desafío a quienes están dedicados a esta investigación.
El condado de Montgomery es una de las zonas residenciales más pobladas en los alrededores de Washington. En algunos barrios del condado, como Bethesda o Rockville, había ayer menos tránsito en las calles y más precaución. En las gasolineras (dos de las víctimas fueron asesinadas en estaciones de servicio) muchos clientes se movían inquietos mientras llenaban el depósito de los vehículos.
"No puedes andar por la calle sin pensar en que puede pasarte a ti", decía una mujer en la puerta de una librería en Winconsin Avenue.
Un equipo de investigadores analizaba anoche un suceso similar ocurrido en Fredericksburg, en Virginia, a unos 80 kilómetros del condado en el que se cometieron los crímenes. Una mujer de 42 años recibió un disparo en la espalda efectuado también a larga distancia; sobrevivió al disparo, aunque se encontraba ingresada en un hospital en estado grave.
En el momento del suceso, la mujer salía de un establecimiento de la misma cadena que otro que recibió un disparo en el escaparate, sin provocar víctimas, con una bala similar al modelo que emplea el asesino.
La policía asegura que ha recibido en torno a 600 llamadas de personas que creen tener alguna información. De ellas, en torno a una docena han ofrecido nombres de vecinos o conocidos que pueden tener un rifle similar al empleado en los crímenes y que han mostrado, según un portavoz, "problemas de temperamento en los últimos meses".
"Lo que más me preocupa", dijo el jefe de la policía de Montgomery, "es que hay muchas posibilidades de que el asesino vuelva a actuar". Después añadió: "Le pedimos que se rinda, que pare esta locura".
La capital de EE UU tiene uno de los índices de criminalidad más altos del país; suele haber en torno a 300 asesinatos al año a pesar del tamaño diminuto de la ciudad. Sin embargo, el condado de Montgomery, que es muy superior en tamaño y en población a Washington, sólo registró 19 homicidios en todo el año pasado. Montgomery es un condado residencial lleno de viviendas de clase media y alta ocupadas por empleados del Gobierno federal o de alguna de las universidades de la zona.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 6 de octubre de 2002