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El Gobierno considera que el mensaje de Mohamed VI es una gran oportunidad para reabrir el diálogo

'Pondremos todo de nuestra parte para que este camino llegue a fructificar', asegura el Gobierno

El Gobierno exteriorizó ayer su optimismo por el telegrama que el rey marroquí, Mohamed VI, remitió el sábado pasado a don Juan Carlos con motivo de la fiesta nacional española para transmitirle su "determinación de elevar las relaciones" entre España y Marruecos, "ricas por su historia común". De "magnífica oportunidad" califican fuentes de La Moncloa este mensaje. Estiman que "indica el camino que puede retomarse" y subrayan el "deseo" del Ejecutivo español de que "se restablezcan unas relaciones que nunca debieron estropearse". El deterioro de las relaciones cumplirá pronto un año; se inició el 27 de octubre de 2001, cuando el rey de Marruecos llamó a consultas a su embajador en España.

"Pondremos todo de nuestra parte para que este camino llegue a fructificar", indicaron fuentes de La Moncloa. El objetivo, subrayaron, es "no desaprovechar" la posibilidad de "normalización y encauzamiento" de las relaciones bilaterales que creen ver de nuevo abiertas tras el mensaje remitido el sábado a Don Juan Carlos por el monarca alauí. Otras fuentes, en este caso del Ministerio de Asuntos Exteriores, interpretan el telegrama de felicitación únicamente como una demostración adicional de la normalidad institucional que Marruecos ha mantenido siempre con España pese a la crisis. "Los que echan las campanas al vuelo tras leer el texto se olvidan de que las relaciones diplomáticas no están rotas", recuerda un diplomático español.

El Gobierno español confiaba en que las elecciones celebradas en Marruecos marcaran un "punto de inflexión" para recuperar las relaciones bilaterales, en crisis desde abril de 2001 tras el fracaso de la negociación pesquera; agravada el 27 de octubre de ese año cuando el rey Mohamed VI llamó a consultas a su embajador en España.

Esa ruptura pareció que podría reconducirse el pasado enero, después de que el monarca alauí remitiera un efusivo telegrama de felicitación a don Juan Carlos con motivo de su cumpleaños. No fue así. También dio la impresión de que la crisis podría solucionarse con el encuentro programado para el pasado 23 de septiembre en Madrid entre los titulares de Exteriores española, Ana Palacio, y marroquí, Mohamed Benaissa. Pero éste suspendió a última hora ese encuentro con el pretexto de que un helicóptero español se había posado en el islote Perejil. Aunque este extremo fue negado por Madrid, tal reunión aún no se ha celebrado.

Una reunión "cuanto antes"

Las fuentes gubernamentales que "confían" en el gesto del sábado del monarca alauí estiman que una forma de "instrumentalizar" el "nuevo camino" que puede abrirse ahora con Marruecos sería celebrar "cuanto antes" esa reunión bilateral cancelada "unilateralmente" por Marruecos.

Madrid pone así en el tejado de Rabat la pelota para que la felicitación de Mohamed VI al Rey de España, en la que "reitera su orgullo por las relaciones de amistad" con don Juan Carlos, dé paso al restablecimiento de buenas relaciones diplomáticas. Es decir, si el telegrama quedara sólo en una muestra de cariño del monarca alauí hacia su "tío", que es como llama al Rey, la responsabilidad de haber desaprovechado la oportunidad recaería sobre Marruecos.

"En años anteriores, el rey de Marruecos ha enviado telegramas tan efusivos como el que le remitió" el sábado, asegura otra fuente de Exteriores. "Lo normal es que lo siga haciendo. Lo anómalo hubiese sido que le hiciera llegar una felicitación escueta y fría".

Como ya hizo su padre, Hassan II, Mohamed VI ha diferenciado siempre entre su relación, casi familiar, con don Juan Carlos y la familia real, y la que mantiene con el Gobierno español, al que formula múltiples reproches. En Rabat se insiste en que la crisis tiene un componente personal, a causa de la animadversión existente entre el monarca alauí y el presidente José María Aznar, y que la verdadera reconciliación sólo podrá tener lugar cuando éste deje el poder. Pero el Gobierno español prefiere, oficialmente, congratularse del nuevo gesto de Marruecos y subrayar que su objetivo es "restablecer cuanto antes unas relaciones que nunca se debieron estropear".

En el mejor de los casos, se interpreta en Exteriores, el cariñoso telegrama real significa que Rabat va a guardar, a partir de ahora, un poco más las formas cuando censure a España, pero no va a dejar de lado las reivindicaciones que esgrime a propósito del Sáhara o de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 14 de octubre de 2002