Con múltiples hipótesis sobre la mesa, la policía se devana los sesos analizando hasta el último detalle todas las informaciones relacionadas con las dos familias de Vigo a las que el pasado martes les explotó un paquete bomba a la puerta de casa. Los agentes tratan de encontrar alguna luz que despeje los dos enigmas que tienen perplejos a los investigadores: la ausencia de un móvil y la aparente falta de relación entre las víctimas de ambas explosiones, en las que murió un matrimonio y resultaron heridos un hombre y su hijo de 12 años. El muchacho, aunque está "consciente, estable y orientado", según los médicos, sigue siendo el más grave y corre el riesgo de perder la visión en un ojo.
"Se han producido avances y espero que en las próximas horas se puedan tener más datos", declaró ayer el delegado del Gobierno en Galicia, Arsenio Fernández de Mesa. Las autoridades se afanan por evitar que lo anómalo del suceso desate cierta psicosis ciudadana. Ayer se recibieron algunas llamadas en la comisaría de Vigo para pedir que se examinasen bolsas de basura abandonadas de características parecidas a las que contenían los explosivos colocados en una casa del barrio de Cabral y en otra del vecino municipio de Redondela. También hubo falsas alarmas de "desaprensivos", como los calificó el ministro del Interior, Ángel Acebes, quien advirtió a los autores de esas llamadas de que están "cometiendo un delito" que será investigado por la policía.
Ordenador personal
Una parte de la investigación se centró ayer en inspeccionar los archivos del ordenador personal de Vicente Lemos, el jefe de producción de Pescanova que murió en una de las explosiones junto a su mujer, Rosa Gil. Agentes de la policía científica desplazados desde Madrid también examinaban al detalle el contenido de las bombas, que estaban envueltas en papel de periódico para expandir la combustión y borrar posibles huellas. El sistema de detonación de los artefactos -compuestos de pólvora prensada y trozos de hierro y hormigón- denota cierta habilidad en sus autores, pero no indica necesariamente que se trate de personas acostumbradas al manejo de explosivos. Expertos policiales explicaron que una persona con cierta maña puede instalar un artefacto de esas características consultando información en Internet.
Como las víctimas no tenían ninguna connotación política ni vinculaciones con grupos delictivos, la policía se pregunta si podría tratarse de una venganza personal. Pero no se conoce la menor relación entre las dos familias y, además, los heridos aseguran que nunca recibieron amenazas, por lo que resulta difícil conjeturar cuál podría ser el móvil común a las dos explosiones. De ahí que los investigadores no descarten tampoco la posibilidad de que los motivos pudiesen ser distintos en ambos casos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 7 de noviembre de 2002