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El juez pone en libertad a Melva tras condenarla por homicidio imprudente

La mujer estaba en prisión desde 2000 por la muerte de su bebé

El juez de la Sección Primera de la Audiencia de Madrid, José de la Mata, ha condenado a dos años de prisión a la inmigrante ecuatoriana Felícitas Melva Cañar, de 24 años, por homicidio imprudente. El magistrado le aplica la atenuante de perturbación mental y la absuelve del delito de asesinato del que era acusada por la muerte de su hija recién nacida en Madrid, el 11 de noviembre de 2000. El juez dejó anoche en libertad a Melva al haber cumplido como presa preventiva el tiempo de la pena.

"Por fin", fueron las primeras palabras de Melva mientras cruzaba las puertas de la prisión de Soto del Real (Madrid V). Visiblemente emocionada y superada por los acontecimientos, abrazaba a sus abogados, a los miembros de la asociación ecuatoriana Rumiñahui y a todo el que se la pusiera por delante. Después, rodeada de cámaras, flaxes y micrófonos, agradeció las muestras de apoyo recibidas. Dijo que lo primero que haría sería llamar a su madre y a su hija para decirles que ya está en libertad. Luego se introdujo en un coche y se fundió con el tráfico.

El juez reproduce en la sentencia, dictada al mediodía de ayer, todos los hechos probados por el jurado en su veredicto, leído el pasado lunes. La mujer estaba acusada de matar a su hija recién nacida en el madrileño parque del Retiro, el 11 de noviembre de 2000. Según el fallo, tras dar a luz a una niña viva, esta falleció por falta de cuidados. Luego introdujo el cadáver del bebé en bolsas de plástico y lo abandonó en el parque.

El juez recoge en la sentencia que la niña murió por un cuadro de hipoxia, hipotermia y una transfusión materno-fetal. Considera probado que Melva sufrió una "alteración psíquica debido a las condiciones ambientales, al estrés físico y emocional padecido, a la anemia que sufría, al temor de perder su trabajo, a que la echaran del piso y a que la expulsaran de España, dada su condición de inmigrante ilegal". Todo ello unido "a la desesperación y pánico incontrolable que sentía". El juez cree que en el juicio debió probarse "más detalladamente" si Melva tuvo intención expresa de matar a su hija. Tras condenarla a dos años por homicidio imprudente, ordenó su libertad debido a que fue encarcelada en 2000 y ya había cumplido su pena en prisión preventiva.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 16 de noviembre de 2002