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El combustible del 'Prestige' se extiende en cientos de manchas | CATÁSTROFE ECOLÓGICA EN GALICIA

El fuel contamina las islas Cíes, entra en las Rías Bajas y se extiende a Cantabria y Portugal

La Armada francesa quiere retirar sus barcos de Galicia al descubrir 200 manchas en el Cantábrico

Las espesas y pegajosas manchas contaminantes de fuel derramadas por el Prestige se extendieron ayer, como se temía, a las islas Cíes (Vigo), la joya del parque nacional de las Islas Atlánticas, un enclave ecológico conformado por tres archipiélagos aprobado por el Gobierno el verano pasado. El chapapote ha entrado igualmente en las embocaduras de las Rías Bajas, se extiende ya por Asturias y Cantabria y amenaza a Portugal. Según el ministro de Defensa luso, Paulo Portas, una mancha de 70 kilómetros, muy fragmentada, se acerca a las costas del norte de su país. El plan de emergencia puesto en marcha por el Gobierno de Lisboa intenta evitar que el combustible emponzoñe el estuario del río Miño. El Ejecutivo francés, a su vez, ha decidido retirar los dos barcos anticontaminación que tenía destacados en Galicia para preservar sus propias costas, amenazadas por unas doscientas manchas.

El combustible ha alcanzado la costa de San Vicente de la Barquera y Santander

En Baiona, marineros y barcos esperaron toda la mañana la llegada del material para limpiar

El archipiélago de las islas Cíes, el último paraíso de la costa gallega, reserva de aves y parque natural, también sufrió ayer el embate de la marea negra. Las manchas de fuel alcanzaron las rocas de una las tres islas, que anoche seguían cercadas por balsas de combustible a la deriva. Todo el parque nacional de las Islas Atlánticas está ya alcanzado por la contaminación: Sálvora, en la ría de Arosa; Ons, en la de Pontevedra, y las Cíes, en la de Vigo. El viento del norte también ha empujado el fuel hacia la frontera portuguesa, que contempla la llegada de las primeras manchas. El cambio en la dirección del viento ha favorecido a Arosa, donde centenares de barcos de pesca siguen resistiendo al asedio en la bocana de la ría.

"Parece que el fuel no ha entrado en las rías de Pontevedra y Vigo", anunció al mediodía en A Coruña el vicepresidente primero del Gobierno, el gallego Mariano Rajoy. Pero, como tantas veces, la realidad ya lo había desmentido. Restos de fuel llegaron a algunas playas de Pontevedra y castigaron especialmente las proximidades de cabo Silleiro, en el sur de la ría de Vigo. En la misma área geográfica, los pescadores de Baiona vivieron una jornada de angustia y desesperación, como en decenas de localidades de las Rías Bajas. Medio millar de personas y cincuenta barcos, dispuestos a salir a luchar contra la marea negra, se pasaron la mañana de brazos cruzados esperando el material para trabajar. "Ves que las manchas llegan a tierra y tú sin poder hacer nada, y se te parte el corazón", comentaba la secretaria de la cofradía de pescadores, Rosa Villar. "Nos han dejado solos contra la marea negra", corroboró el alcalde de Vigo, el nacionalista Lois Castrillo.

La zona de pesca en la que la Xunta ha prohibido pescar y mariscar se extiende ya a 913 kilómetro de costa, de un total de 1.121, y los marineros afectados por esta prohibición suman 16.140.

La angustia también se ha extendido a Cantabria. Dos cuadrillas de limpieza recogían ayer en la playa de Loredo (Ribamontán al Mar) cerca de una tonelada de arena con 200 kilos de fuel y en la de Langre aparecieron pequeñas bolas de combustible solidificado. Además, informa Efe, el patrullero Sterne de la Armada francesa informó de la existencia de una mancha de fuel a 35 millas al norte de San Vicente de la Barquera. Al norte de ésta había manchas dispersas cuya viscosidad impedía que fueran succionadas y que se recogieran con palas u otros medios. La embarcación Salvamar Deneb también localizó a siete millas al norte de Santander una pequeña mancha de dos metros cuadrados, y a dos millas y media al norte de Laredo avistó una mancha de 50 metros de largo y dos de ancho. Entre Santoña y Oriñón fue localizada una pequeña placa de un metro cuadrado.

Como las manchas se extienden por doquier, la Armada francesa ha anunciado su intención de retirar "en los próximos días" los dos barcos de bombeo de fuel que tiene en Galicia para enviarlos a la base naval de Bayona e integrarlos en el dispositivo que está preparando en el Cantábrico. Aviones franceses han observado unas 200 manchas de contaminación al norte de la costa española, que se deslizan en dos grupos: el primero se compone de 61, de entre 5 y 15 metros de diámetro, y el segundo comprende 139, de dos a treinta metros de diámetro cada una. Se ha organizado en París una comisión interministerial para seguir, día a día, la evolución de la marea negra.

Las manchas, tal y como han sido observadas por el avión de las Aduanas francesas, se encuentran "entre el norte del cabo Ortegal y el noreste de Gijón", precisó la Prefectura del Atlántico. Esas observaciones fueron confirmadas por un Falcon 50 de la Armada, que sobrevoló la parte más al este de la zona afectada. Los franceses han requisado una decena de pesqueros para aprovechar una ventana de tiempo menos desfavorable, hasta el fin de semana, con el fin de experimentar con redes de arrastre, tratando de verificar si son capaces de contener el fuel.

"La contaminación, tal como la conocemos hoy en el Golfo de Vizcaya, amenaza no solamente las costas del suroeste de Francia, sino, ante todo, las costas de Asturias, Cantabria y del País Vasco español", precisó el vicealmirante Jacques Gheerbrant, que en su calidad de prefecto marítimo del Atlántico es el encargado de dirigir el Plan Polmar, el conjunto de medidas contra la contaminación.

El vicealmirante insertó en ese contexto la novedad de que los dos barcos de bombeo de la Armada, el Ailette y el Alcyon, hasta ahora en Galicia, "continuarán su tarea en el Cantábrico, en provecho compartido de franceses y españoles". Los dos se encontraban ayer en A Coruña para unas reparaciones.

La retirada de los barcos franceses debilitaría el sistema de succión del petróleo en Galicia, que realizan exclusivamente barcos extranjeros. España carece de buques equipados para ello, aunque sí cuenta con remolcadores dedicados a otras tareas también necesarias para combatir la contaminación. De la succión de petróleo se encargan los holandeses Arca y Rijndelta, el alemán Neuwerk y el belga Union Beaver, este último precisamente en la Ría de Arosa, además de dos barcos británicos (el Sefton Supporter, de succión, y el British Shield, de almacenamiento) y uno noruego, el Boa Siw-Far Scout. El Gobierno español ha anunciado para hoy la llegada de dos buques italianos, el Tito y el Aqua Chiara, cuya incorporación podría cubrir la baja de los barcos franceses.

Las estimaciones francesas sobre el plazo en que sus costas pueden considerarse en peligro oscila entre siete y ocho días. En las últimas jornadas, las manchas del Cantábrico han avanzado hacia el este a una media de 15 millas por día (28,5 kilómetros), pero nadie espera que sigan haciéndolo en línea recta. Tanto los políticos como los especialistas tienen presentes las previsiones que se hicieron tras el naufragio del Erika: la marea negra se esperaba en la Navidad de 1999 a la altura de la isla de Yeu, pero la lengua principal llegó antes y se estrelló casi un centenar de kilómetros más arriba. "Hay una amenaza real para las costas de Aquitania, de Poitou-Charente y del País del Loira, y por eso se ha puesto en marcha la alerta del Plan Polmar", dijo Dominique Bussereau, secretario de Estado del Mar.

El primer ministro francés, Jean-Pierre Raffarin, aseguró en la Asamblea Nacional que la marea negra no le pillará a él por sorpresa. "Cuando se quiere, se ponen los medios necesarios y nosotros vamos a hacerlo", recalcó ante los diputados. El Gobierno de París ha anunciado, además, la inspección sistemática de todos los buques monocasco que arriben a puertos franceses a partir de enero.

También en Portugal se trabaja con la máxima alerta y contrarreloj. La tentativa para instalar barreras protectoras para impedir que el fuel penetre en el estuario del río Miño fracasó ayer debido a la fuerza de la marea, informó a Efe el Departamento Marítimo del Norte de Portugal. Hoy se hará un nuevo intento para instalar cuatro barreras de 200 metros en la desembocadura del río, una zona rica en mejillón y lamprea.

El secretario de Estado de Pescas de Portugal, Luis Frazao Gomes, declaró en Caminha, cerca de la frontera con Galicia, que lo importante es "prevenir y no ir a remolque de los acontecimientos". Frazao estuvo reunido con pescadores y armadores y les advirtió de que podrían suspenderse las actividades de pesca en algunas zonas de la costa norte lusa, amenazada por una fragmentada mancha de fuel, que se calcula en unas 600 toneladas.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 5 de diciembre de 2002