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Chávez amenaza con el estado de excepción si la huelga daña a la industria del petróleo

"El sabotaje está causando un alto riesgo", advierte el presidente venezolano

Hugo Chávez no descarta decretar el estado de excepción en Venezuela si la huelga general de ocho días contra su presidencia tiene efectos caóticos o intolerables. "Es una posibilidad. El sabotaje está causando un alto riesgo", declaró a la prensa extranjera. Las compañías de transporte y gasolineras en huelga podrán ser operadas por militares, anunció ayer el Ministerio de Energía. El paro petrolero, punta de lanza de la oposición, entró ayer en fase alarmante en Petróleos de Venezuela (PDVSA), que aporta el 55% de los ingresos del país. El Gobierno maniobra para evitar que la inmovilización, en curso, de plantillas, exportaciones y producción cause un colapso nacional.

Un capitán de corbeta, jefe de Operaciones del Comando Fluvial, Miguel Yilales de Arteaga, se declaró ayer en desobediencia, sumándose al grupo de jefes castrenses dados de baja que desde hace un mes instan a la sublevación en su plantón del barrio residencial de Altamira. La militarizada Guardia Nacional fue secundada por partidarios del Gobierno durante la dispersión, con gases lacrimógenos, de un grupo de huelguistas que trataba de consolidar la parcial paralización del Puerto de La Cruz, principal muelle de exportación de crudo, situado a 220 kilómetros de Caracas.

El éxito de la interrupción de actividades en la industria de hidrocarburos fue transformado por el Gobierno en baza política contra los grupos opositores, presentados en las arengas y declaraciones oficiales como una élite de apátridas que destroza el principal patrimonio venezolano. "Si los saboteadores consiguen parar el petróleo, no habrá dinero para los pobres (el 80% de los 24 millones de venezolanos)", advirtió Chávez ante decenas de miles de sus seguidores, habitantes, la mayoría, de los barrios más depauperados, cantera de los votos que le llevaron a la presidencia en diciembre de 1998. "Venezuela retrocedería cien años si paran PDVSA. Llegó el momento de dar la gran batalla petrolera", convocó el presidente. La oposición la preparó y ejecutó antes.

El monopolio público que genera el 80% de las divisas y produce cerca de tres millones de barriles diarios, dejó de exportar 750.000, según admitió el vicepresidente del monopolio público, Jorge Kamkoff.

El huelguista Juan Fernández, gerente de planificación de la estatal, calculó que la producción ha caído a la mitad y once de los trece cargueros de la flota de Petróleos de Venezuela permanecen fondeados. El Pilín León sigue anclado en el lago de Maracaibo con 44 millones de litros de combustible en sus bodegas.

La detención del bombeo de crudo está próxima porque la capacidad de los tanques de almacenamiento quedó saturada, según Fernández. "La situación es crítica". Ningún buque cisterna, excepto un carguero rumbo a Cuba, ha salido de Venezuela desde el pasado jueves, de acuerdo con los promotores de la protesta. Los contratos de la segunda petrolera del mundo en tamaño con Estados Unidos, que importa de Venezuela el 13% de sus compras, y con otros países de Europa y América Latina no podrán ser atendidos en los términos acordados. Petróleos de Venezuela, que aporta el 25% del PIB y será purgada a fondo por el Gobierno, debió invocar la figura legal de "fuerza mayor" ante sus clientes internacionales para protegerse ante las eventuales demandas por incumplimiento de contratos.

Pese al sombrío panorama, Chávez garantizó ayer que "no van a poder parar la industria, y tampoco vamos a dejar que la quiebren". La huelga fue munición política durante la masiva concentración gubernamental del sábado y en el programa Alo presidente de ayer. Las calamidades financieras causadas por el bloqueo petrolero fueron explicadas por el gobernante en estos términos: No habría dinero para abrir "ni una sola escuela en el año 2003, habría que cerrar las escuelas. No habría ni un centavo para los hospitales, para los salarios de los trabajadores, para el Banco del Pueblo, ni el Banco de la Mujer. Tampoco para los créditos a los campesinos y a los pobres". "¡Mano dura, mano dura!", le animaba la multitud. "¡El petróleo es de todos!"

"No hay vuelta atrás. La decisión que se ha tomado de que el cambio [la caída de Chávez] tiene que ocurrir, debe ocurrir", vaticinó el ex ministro del Interior y Justicia Luis Miquilena, viejo comunista en la oposición después de haber sido el principal mentor político del jefe de Gobierno.

Un paro "con vida propia"

La huelga general, desigual en otros sectores, puede conducir al derrumbe del quinto exportador mundial de crudo, único socio latinoamericano de la Organización de Exportadores de Petróleo (OEP). "No hay otra posibilidad aquí que un paro indefinido hasta el final", coincidió Froilán Barrios, dirigente de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), impulsor de la huelga junto la cúpula empresarial Fedecámaras y la oposición agrupada en la Coordinadora Democrática. Uno de los negociadores comentaba ayer: "El paro petrolero ha cobrado vida propia. Es casi imposible levantarlo".

Victoria pírrica

Los 30 directores y responsables de las unidades de negocios de empresas filiales de Petróleos de Venezuela (PVDSA) advirtieron al Gobierno que la intervención de la compañía estatal supondría "una victoria pírrica por cuanto lo único que obtendrá son los restos inmanejables de una corporación que difícilmente responderá a sus órdenes". Los expertos temen que la anunciada depuración de la dirección de la petrolera con el previsible despido de un importante número de los ejecutivos que ahora están en huelga, pueda conducir a una pérdida de solvencia de la empresa y un retroceso en los baremos de las firmas calificadoras de riesgo internacionales.Contrariamente al criterio de la Administración, determinada a evitar el colapso, los ejecutivos apuestan a que el Gobierno no podrá ganar el pulso con el despliegue de las Fuerzas Armadas junto a los pozos para evitar la acción de los piquetes, según un comunicado.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 9 de diciembre de 2002

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