Solidaridad norteamericana en la desgracia, terrorista o ecológica, y confianza española ilimitada en las iniciativas de la superpotencia por "un mundo más libre". El presidente de EE UU, George Bush, y José María Aznar reafirmaron ayer los términos de este binomio al comenzar una entrevista en la Casa Blanca destinada a expresar la solidez de su alianza, inmune incluso a incidentes como el registrado la semana pasada en el Índico. Bush llegó a destacar a Aznar como "uno de los líderes más fuertes" frente al terrorismo.
"Quiero dar la bienvenida a un amigo personal y gran amigo de EE UU, a uno de los líderes más fuertes cuando se trata de nuestras preocupación común de mantener la paz y combatir el terrorismo", dijo, en efecto, Bush. El superlíder se mostró ante la prensa especialmente a gusto en el Despacho Oval junto al presidente español, que sonreía complacido. Recogió el reto del atentado del martes en Madrid, que ha dislocado de algún modo el planteamiento de esta visita, y manifestó que compartía "el duelo" de su huésped por la muerte de un guardia civil en el enfrentamiento con los terroristas. Debido a esas experiencias, dijo también, Aznar "entiende mejor que nadie las consecuencias del terror".
"Esta reunión me ha impedido acompañar a la familia del guardia civil asesinado", dijo en una rueda de prensa posterior el presidente del Gobierno, quien añadió: "Tenemos que estarle muy agradecidos. Ha salvado muchas vidas. Espero que la sociedad española no lo olvide nunca".
Aznar dijo, además, que el atentado fallido pone en evidencia "la extraordinaria crueldad y ensañamiento de la banda terrorista; que el terrorismo callejero promovido por HB es lo mismo que los coches bomba, forma parte de la misma organización; el heroísmo y profesionalidad de la Guardia Civil; la eficacia de las fuerzas de seguridad que detuvieron al terrorista huido; la debilidad creciente de la banda". "Seguiremos luchando hasta su completa derrota y erradicación", concluyó.
Confianza en el liderazgo
Aznar correspondió, por otra parte, a los elogios del presidente estadounidense renovando su confianza en el liderazgo de Bush, precisamente cuando se confirma que el Gobierno de EE UU se dispone a acusar a Irak de quebrantar las exigencias del Consejo de Seguridad de la ONU. "Creo que hay tiempo para que Sadam Husein responda", explicó, tras afirmar que aunque no ve mucho margen para el optimismo todavía considera posible una salida pacífica.
En cualquier caso, el presidente del Gobierno se declaró "decidido" a que "el marco de confianza muy profundo y sólido" desarrollado entre España y EE UU se mantenga "en el futuro de cara a la lucha contra el terrorismo y las armas de destrucción masiva". Esa tarea, añadió, refleja "la determinación de lograr un mundo más libre, justo y estable". Aznar declinó pronunciarse sobre la llamada licencia para matar que el presidente estadounidense ha restablecido a la CIA. "Y no he tomado ninguna decisión de ese tipo ni tengo previsto tomarla. No tengo más que decir", respondió.
Los elogios de Bush a la gestión de Aznar no se limitaron, sin embargo, a este terreno, ya que el presidente estadounidense dijo que quería "agradecer el liderazgo" del español también en el contexto de la catástrofe del Prestige. "El presidente Aznar ha dicho 'nunca más' y yo le creo", añadió, citando en castellano el lema de la primera manifestación de protesta gallega. Bush expresó "pésame y horror" por los efectos de la marea negra.
Aznar, que el martes por la tarde se entrevistó en Washington con la administradora de la Agencia de Protección del Medio Ambiente, Christine Todd Whitman, y ayer por la mañana vio a los responsables de la Agencia Oceanógrafa y del servicio de guardacostas, aseguró que todos estos responsables le habían expresado su "solidaridad e incondicional cooperación para el presente y el futuro", gracias al "impulso personal" dado por Bush.
Como consecuencia de estas gestiones, anunció el presidente del Gobierno, se van a crear de inmediato grupos de trabajo de las dos administraciones para planificar la limpieza presente y futura de las costas gallegas y estudiar los cambios que conviene impulsar en la legislación europea a fin de evitar nuevas catrástofes.
"Algunos decidieron que este asunto tenía que suponer el fin del Gobierno. Creo que es una falta de responsabilidad", declaró Aznar a la prensa. "Cuando a un Gobierno se le hace responsable de que un barco se hunda", dijo también, "la política se vuelve imposible y lo que es una legítima preocupación o indignación que todos compartimos es utilizada por otros para otra cosa, para ganar votos. Cuando se pierden documentos para ganar votos, es la constatación total de lo que significan ciertos oportunismos políticos". "Si no se quiere aportar nada para superar el esfuerzo, por lo menos que se nos deje trabajar a los que estamos comprometidos", concluyó.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 19 de diciembre de 2002