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La huelga contra Chávez obliga a racionar el combustible y a importar más alimentos

El Gobierno recupera el petrolero 'Pilín León' y detiene a la tripulación que secundaba el paro

"Chávez nos está quitando hasta la celulitis". Las diarias marchas contra el presidente venezolano redujeron el mondongo de la oposición, y la huelga general, la gasolina, la harina, el arroz, la cerveza, las exportaciones y los ingresos fiscales. El paro causa especulación, racionamientos, más de mil millones de dólares en pérdidas, pero no ha logrado, hasta ahora, la renuncia de Chávez o elecciones anticipadas. El Gobierno, que libra una guerra de desgaste con la oposición, importó masivas cantidades de alimentos y artículos de primera necesidad.

El Gobierno también recuperó el emblemático buque cisterna Pilín León y sancionará a quienes obstruyan la reactivación del sector petrolero ordenada por el Tribunal Supremo. Los Ministerios de Defensa, Infraestructura, y Energía y Minas ordenaron a sus funcionarios cumplir y hacer cumplir el dictamen judicial, anunció anoche el ministro de Defensa, José Luis Prieto. Los recursos del Ejército, agregó, garantizarán el abasto de alimentos.

A la misma hora, levaba anclas el petrolero Pilín León, con 44 millones de litros de gasolina en sus bodegas, fondeado desde el día pasado día cuatro en el Lago Marcaibo, a 500 kilómetros de Caracas. La tripulación en paro fue detenida y una nueva pilotó el buque insignia de los huelguistas hacia un almacén de llenado. "Quiero decirle a la población que tiene que tener la tranquilidad, porque precisamente el desespero ocasiona que la situación se agrave más", pidió el jefe de la Guarnición de Caracas, general de división, Jorge García Carneiro. "En 72 horas el suministro de gasolina estará normalizado en Caracas".

El racionamiento no afectará a los transportes públicos y ambulancias, pero sólo se vende 30 litros a los particulares. "Bombas potenciales", tituló el diario Ultimas Noticias en referencia al masivo acaparamiento de combustibles en bidones y latas. El agotamiento de las existencias depende de los barrios y de las ciudades, pero las colas en surtidores y bancos desquician. "¡Aguántese!", exigía un automovilista a otro, en una fila kilométrica y más de cuatro horas de espera. "¡Yo aguanto diez colas como estas con tal que sacar a Chávez!". El increpado respondió: "¡Pues aguántelas usted, que la ha provocado!".

La militarizada Guardia Nacional acarrea camiones cisternas hacia los puntos con problemas de abastecimiento, mientras el Ejecutivo intenta la resurrección de Petróleos de Venezuela (PVDSA). La movilización oficial es total para revertir o contener la presión callejera y el castigo infligido por la huelga general, que hoy cumple 21 días y derrumbó el sector petrolero, epicentro de la economía.

El bloqueo de la estatal apareja 50 millones diarios de pérdidas, según fuentes oficiales, y condujo a la caída de la producción de crudo hasta menos de 400.000 barriles diarios de los 2,8 millones habituales. Venezuela pretende exportar en los próximos días 3,8 millones de barriles hacia EE UU y Trinidad, de acuerdo con el presidente del monopolio público, Alí Rodríguez.

Aceite, trigo y leche

La importación de alimentos es masiva. Un total 18 buques fondeados en Puerto Cabello, la mayoría de bandera extranjera, atracarán con miles de toneladas de aceite de palma, trigo, harina, leche o semillas procedentes de Colombia, Argentina y República Dominicana. La mezquindad observada en un supermercado del este de Caracas refleja el deterioro de la situación en este país de 24 millones de habitantes vapuleado por la angustia y la virulencia política.

Creyendo no ser visto, un cliente arrebató del carrito de la compra de una señora, los paquetes de harina de maíz encontrados por la víctima en una desolada estantería. La escasez no llega todavía a la penuria, pero sus efectos a veces dramáticos. "Tengo mi hija de cuatro años enferma, soy taxista y no tengo gasolina para trabajar", lloraba un padre en pleno centro de Caracas. Los ambulantes y mercados populares no parecen tener grandes problemas de abasto, y contrariamente, muchos aprovechan la huelga de los grandes centros comerciales. "Ya está bueno de este paro que nos perjudica a los pobres y a los ricos. Es hora de que el Gobierno y la oposición se den cuenta", pedía un moderado.

La moderación también está racionada. "Este régimen tiene todo el perfil represivo y sanguinario de los regímenes dictatoriales latinoamericanos", declaraba Rafael Martín, secretario general de Acción Democrática (AD), socialdemócrata. Los oficialistas tampoco son píos tribunos y el ministro de Planificación, Felipe Pérez, jugó con fuego al anticipar que pronto será expulsada de PVDSA "la casta mafiosa y gansteril" que la inmoviliza, y la "limpieza" alcanzará a los medios de comunicación. "Después de tomar PDVSA, el pueblo tomará el control de los medios de comunicación", afirmó. "Los medios que transmitan las noticias de manera no sesgada y de manera optimista son los que van a sobrevivir. Los que traicionen el interés del pueblo no pueden seguir transmitiendo en Venezuela".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 22 de diciembre de 2002