El presidente de Serbia, Milan Milutinovic, último pilar del régimen de Slobodan Milosevic, se preparaba ayer para abandonar el poder. La conclusión del mandato de Milosevic abre el camino para que se presente ante el Tribunal Penal Internacional de La Haya para los delitos cometidos en la antigua Yugoslavia (TPIY), que le acusa de crímenes de guerra.
Al mismo tiempo, el ministro de Justicia de Serbia, Vladan Batic, exige, en una carta virulenta, la dimisión de la fiscal jefe del TPIY, Carla del Ponte, a la que acusa de "incapacidad para tratar con igualdad a los culpables de las diferentes regiones involucrados en los conflictos" de Yugoslavia.
El mandato de Milutinovic concluyó ayer, en contra de las versiones que lo prolongaban hasta el próximo 5 de enero. Un alto cargo de la Comisión Electoral, Ljiliana Benac-Santic, constató que Milutinovic prestó juramento como presidente de Serbia el 29 de diciembre de 1997. Por lo tanto, ayer se cumplían sus cinco años de mandato. Tras dejar el cargo, Milutinovic pierde la inmunidad y deberá comparecer ante el TPIY en La Haya, donde ya se juzga a su jefe Milosevic. Desde la caída del régimen, Milutinovic apenas apareció en público y se esforzó en pasar inadvertido. Las autoridades serbias rechazaron entregarlo a La Haya por respeto a su inmunidad.
El primer ministro de Serbia, Zoran Djindjic, no quiso comentar ayer el tema de la posible extradición de Milutinovic. Días atrás Djindjic declaró a este respecto: "Milutinovic está en las listas del Tribunal y supongo que deberá ir a La Haya a explicar su papel en los acontecimientos, a no ser que La Haya cambie de intenciones, pero yo no he visto nada en este sentido". El ministro de Justicia, Batic, acusa a Del Ponte de parcialidad en la persecución de los implicados serbios y de que "está claro que usted [Del Ponte] no puede o no osa inculpar" a los jefes guerrilleros albaneses del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 30 de diciembre de 2002