En un encuentro de locura, anárquico, desordenado, vistoso y emocionante para el aficionado, el Villarreal venció a un Atlético que aún anda buscando su identidad. No es que el Villarreal sepa bien si su camino es el correcto, pero al menos ayer le alcanzó para lograr los tres puntos. Por más acierto en el ataque o por menos errores en la defensa que su rival, según se mire. Lo cierto es que ambas coberturas estuvieron horribles, los porteros contribuyeron lo suyo y el centro del campo apenas existió en ningún bando. Resultado: festival de goles, desaciertos y despropósitos.
VILLARREAL 4 - ATLÉTICO 3
Villarreal: Reina; Belletti, Ballesteros, Unai, Arruabarrena; Guayre (Josico, m. 71), Quique Medina, Farinós ( Calleja, m. 81), Jorge López; Víctor (Gracia, m. 86) y Palermo. Atlético: Esteban; Otero (Javi Moreno, m. 49), García Calvo, Santi, Carreras (Hibic, m. 56); Contra, Albertini, Émerson, Luis García (Stankovic, m. 62); Fernando Torres y José Mari. Goles: 1-0. M. 26. Unai, de falta directa desde 25 metros. 2-0. M. 28. Palermo, de cabeza tras un saque de esquina. 2-1. M. 31. Torres culmina una jugada de Contra. 2-2. M. 43. Santi remacha un disparo fallido de Luis García. 3-2. M. 44. Víctor, a pase de Guayre. 4-2. M. 89. Palermo, a bocajarro. 4-3. M. 90 (+). Fernando Torres, a la salida de un córner. Árbitro: Muñiz Fernández. Amonestó a Carreras, Emerson, Quique Medina, Arruabarrena, Unai y Contra. Unos 18.000 espectadores en El Madrigal.
Todo sucedió en 45 minutos, los primeros. Cinco goles, tres remates a los palos y un sinfín de oportunidades, producto del pasotismo de los centrocampistas, sobre todo de los madrileños, que estuvieron en El Madrigal, pero como si no.
Cercano el ecuador del campeonato, Luis Aragonés sigue sin encontrar su once idóneo. Ayer, en El Madrigal, volvió a dar un giro de tuerca y realizó cinco cambios de golpe por motivos puramente tácticos. No se trata de rotaciones para dosificar los esfuerzos. Los cambios del técnico del Atlético van en función del rendimiento particular de los jugadores, que afecta al juego colectivo y, por ende, se traslada al resultado final. No se puede estar viviendo tan sólo de las jugadas a balón parado, las faltas y los saques de esquina botados por Stankovic, damnificado también ayer. Muchos puntos ha conseguido el Atlético de esta guisa, suficientes de momento para no pasar apuros, insuficientes para colarse en la burguesía.
Tras las dos últimas derrotas, Luis ha prolongado las vacaciones de la pareja de centrales que venía actuando últimamente. Hibic y Coloccini, fuera, al igual que los guardianes del centro del campo, Nagore y Movilla. En el centro de la defensa volvió a ubicarse García Calvo junto a Santi. Y en el eje del terreno de juego ejercieron Albertini y Emerson, a los que acompañó en la banda izquierda Luis García. Y, en punta, José Mari regresó tras su partido de suspensión para acompañar a Fernando Torres. De nada valieron los cambios. Palermo marcó a un minuto del final, cuando el Atlético buscaba el empate y de nada sirvió el segundo gol de Torres.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 6 de enero de 2003