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Dos terroristas suicidas palestinos provocan 23 muertos y un centenar de heridos en Tel Aviv

Helicópteros israelíes bombardean la ciudad de Gaza en represalia por el ataque

Al menos 23 personas murieron y más de 100 resultaron heridas como consecuencia de un doble atentado perpetrado ayer por dos suicidas palestinos en las inmediaciones de la antigua estación de autobuses de Tel Aviv. La autoría del ataque, uno de los que más víctimas han causado desde que comenzó la Intifada, fue reclamada por las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, brazo armado del movimiento Al Fatah. Horas después, helicópteros israelíes lanzaban varios misiles sobre la ciudad de Gaza y vehículos blindados irrumpían en la cercana población de Rafah. La Autoridad Palestina condenó el atentado.

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La antigua estación de autobuses de Tel Aviv volvió a convertirse en escenario de un doble atentado suicida, aunque en esta ocasión muchísimo más letal que su precedente. Si el pasado 17 de julio otros dos kamikazes procedentes de los campos de refugiados de Nablús mataron a 3 trabajadores inmigrantes (dos chinos y un rumano) e hirieron a otras 30 personas, la doble explosión de ayer por la tarde acabó con la vida de 23 personas, además de los dos suicidas, y dejó heridas a más de 100, de las que 7 se encontraban graves.

Según explicó el jefe de la policía de Tel Aviv, el comandante Yosi Sedbon, el atentado fue perpetrado por dos suicidas, que detonaron sus respectivas cargas explosivas con un intervalo de menos de un minuto. La casi simultaneidad de las explosiones provocó incluso más pánico y desconcierto entre los viandantes, lo que obligó a cerrar todas las calles adyacentes para facilitar el trabajo de los servicios de rescate. El propio Sedbon solicitó la colaboración ciudadana para localizar un turismo negro, de la marca Honda, que fue visto alejarse apresuradamente de la zona antes de que se produjeran las explosiones.

Una vez más, la mayoría de las víctimas eran trabajadores inmigrantes, lo que llevó a la policía a poner anuncios en inglés en la televisión pidiendo a todos aquellos que estuvieran heridos que se acercaran a los hospitales para recibir las curas correspondientes sin miedo a ser deportados. Asimismo, se aseguró a los familiares de los que estuvieran ya hospitalizados que podrían visitarlos sin temor a una eventual expulsión. Incluso el ministro del Interior, Eli Yishai, llegó a prometer "inmunidad temporal" a todos los indocumentados que se hayan visto afectados por las explosiones. Al parecer, varios de los heridos, trasladados a los hospitales de Ichilov y el Centro Médico Sheba, huyeron ante el temor a ser deportados, tras la detención estos últimos días de decenas de trabajadores extranjeros.

El atentado fue reivindicado por las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, brazo armado del movimiento Al Fatah, informa Efe. El grupo identificó a los dos suicidas como Burak Hilsa y Samar A Nuri, ambos de Nablús. Desde Gaza, el líder espiritual del grupo radical Yihad Islámica, el jeque Abdalá Shami, calificó lo ocurrido de "acto de resistencia contra las incursiones y los crímenes perpetrados a diario por Israel".

El doble atentado puso fin a más de seis semanas de tranquilidad en las áreas metropolitanas israelíes, dado que el último ataque suicida tuvo lugar el pasado 21 de noviembre. Entonces, otro joven kamikaze procedente de Belén se inmoló dentro de un autobús que circulaba por el barrio de Kiryat Menajem de Jerusalén. Según las estadísticas, éste sería uno de los que mayor víctimas han causado en el transcurso de la Intifada, sólo superado por el ocurrido durante las fiestas de Pessaj (Pascua) en una sala de fiestas de la ciudad de Netanya, que se saldó con 29 muertos.

La respuesta israelí al doble atentado no tardó en llegar. Tras una reunión del Gabinete de Seguridad presidida por el primer ministro, Ariel Sharon, helicópteros Apache israelíes lanzaron misiles aire-tierra sobre varios edificios de la ciudad de Gaza, entre ellos una comisaría de la policía palestina y un taller metalúrgico. Poco después, dos unidades de vehículos blindados israelíes entraron en la población de Rafah, en el sur de Gaza, y causaron siete heridos. Los soldados destruyeron la vivienda de un militante de la Yihad Islámica en el campo de refugiados de la población.

Algunos dirigentes palestinos habían expresado su temor a que la proximidad de las elecciones generales israelíes, que se celebrarán el próximo día 28, llevase a Sharon a ordenar fuerte operación militar de represalia, dados los malos resultados que le auguran las encuestas. David Baker, portavoz de la oficina del primer ministro, aseguró que "Israel no se rendirá ante el terrorismo palestino y lo combatirá con furia, pues no nos queda otra opción".

Por su parte, el candidato laborista a primer ministro, Amram Mitzna, señaló: "Estoy decidido a cambiar la política de seguridad israelí de forma que podamos responder a estos asesinos sin piedad y a aquellos que les envían, mientras construimos una verja de seguridad entre ellos y nosotros que nos sirva como escudo frente al terrorismo".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 6 de enero de 2003