Un plan de fuga de miembros de ETA encarcelados en París fue descubierto el pasado día 2 en la prisión de La Santé. El dispositivo estaba presuntamente destinado a permitir que se escaparan el ex jefe militar de la banda terrorista Francisco Javier García Gaztelu, Txapote, y el supuesto jefe del aparato logístico, Asier Oiarzabal Txapartegi, Baltza, junto a otros tres miembros de la organización encerrados en el mismo recinto. El plan se desbarató porque la policía logró interceptar un mensaje. Los etarras supuestamente implicados han sido dispersados por distintas prisiones del país.
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Un miembro del gabinete del ministro de Justicia, Dominique Perben, confirmó anoche a EL PAIS esta información, pero eludió precisar los detalles, a la espera de que la división antiterrorista de la Policía termine la investigación emprendida para esclarecer el alcance del proyecto abortado y las complicidades con que contaba.
Según otras fuentes, los encarcelados pretendían salir por medio de una serie de voladuras. En una operación que sin duda habría exigido la coordinación con comandos situados en el exterior de la cárcel, el plan consistía en hacer saltar las puertas de las celdas gracias a la colocación de explosivos y volar el muro exterior de la prisión para permitir la salida de los etarras. La Santé se encuentra en pleno casco urbano de París, lo cual habría garantizado la espectacularidad de la acción si hubiera llegado a realizarse.
Mensaje interceptado
El plan fue descubierto gracias a un mensaje interceptado. Sin confirmación oficial, por el momento, la clave pudo residir en el chivatazo de uno de los presos comunes utilizados por los etarras para enviarse mensajes entre ellos. Las celdas de los implicados en este proyecto fueron registradas, sin que se hallara nada sospechoso, pero los etarras han sido dispersados por diversos recintos penitenciarios como medida de precaución. La cadena de televisión LCI, que dio la primicia a primera hora de la noche de ayer, aseguró que se trataba de un "plan enorme", sin facilitar detalles concretos.
Hace dos semanas, unas decenas de personas que apoyan a ETA se manifestaron frente a la prisión de La Santé para reclamar el acercamiento de los terroristas a cárceles del País Vasco francés. Algunos de los manifestantes lograron encaramarse encima del muro de la prisión y desplegar una pancarta de apoyo a los presos. Entonces se pensó en una maniobra propagandística, pero fuentes del sindicato francés de funcionarios de prisiones presumen ahora que esas personas pudieron desde esa posición privilegiada analizar mejor las posibilidades de fuga y comprobar los planes previstos o elaborar otros nuevos.
La vigilancia ejercida sobre los presos de ETA en La Santé es muy estrecha después de que uno de ellos, Ismael Berasategi, se fugara en agosto pasado, tras ser suplantado por su hermano durante una visita. Éste se quedó en lugar de aquel, en una fuga tan espectacular como "limpia".
Las medidas tomadas por el ministerio francés de Justicia contra las evasiones en las cárceles han reducido a la mitad el número de presos que han conseguido fugarse, ya que fue de 26 en 2002, frente a 38 en 2001 y 41 en 2000. Un estado mayor dedicado específicamente a la seguridad en la Administración penitenciaria centraliza en la actualidad toda la gestión de las nuevas medidas de seguridad incluidas en una ley aprobada por el Parlamento el pasado septiembre, entre ellas el control de los teléfonos portátiles y el refuerzo de otros filtros de seguridad.
El descubrimiento del plan de evasión de los cinco etarras se produjo apenas dos semanas después de que el actual jefe de los comandos operativos de ETA, Ibon Fernández de Iradi, Susper, se fugara de la comisaría de Bayona, en el País Vasco francés. El terrorista, que es muy delgado, se escapó a través de un conducto de ventilación de unos 30 centímetros, tras permanecer seis horas bajo vigilancia. Cinco agentes de la comisaría fueron suspendidos.
La noticia de la fuga abortada se conoce en vísperas de un juicio en París a Iñaki de Rentería, considerado por la policía española como el máximo jefe de ETA hasta su detención, en septiembre de 2000.
El debate sobre la reforma de las condiciones de acceso a la libertad provisional, que el Consejo de Ministros aprobará el viernes, y la del aumento de la pena máxima de 30 a 40 años para casos de terrorismo y de especial gravedad, aprobada el viernes anterior, protagonizarán la sesión de hoy de la Comisión de Seguimiento del Pacto de la Justicia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 8 de enero de 2003