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Crónica:FÚTBOL | Partidos de ida de los octavos de final de la Copa del Rey

Los suplentes pagan su apatía final

El Terrassa aprovechó la deficiente defensa del Madrid para empatar un partido que perdía 3-1

El Madrid pagó cara la tremenda apatía con la que se tomó el partido de Copa en Terrassa y acabó empatando un partido que tenía en el bolsillo cuando sólo quedaban 10 minutos y dominaba por 1-3. En ese suspiro final purgó de golpe la soberbia que acumuló antes y durante el compromiso ante un rival de Segunda. No contento con haber comparecido con un equipo repleto de suplentes y de jóvenes cachorros, y de haber sufrido un gran sofocón cuando Babangida empató en el inicio del segundo tiempo, Del Bosque, ya con el 1-3, creyó llegado el momento oportuno de relevar a Guti y Cambiasso. A partir de entonces se desmoronó por completo el Madrid, falto de un referente como Guti y de una pieza importante como Cambiasso. La defensa del Madrid, que ya había pasado apuros a mansalva, hizo agua en esos 10 minutos finales, en los que se tragó todo lo que le llegó y acabó pidiendo clemencia.

TERRASSA REAL MADRID 33 Terrassa: Maestro; D.Sánchez, Jubera, Rubén, Héctor; Navas (Pedro Riesco, m.77), Gibanel; Besora, Monty, Moreno (Babangida, m.56); y Keko (Santi Asensio, m.56). R. Madrid: César; Miñambres, Rubén, Pavón, Bravo; Celades, Cambiasso (García, m.81); McManaman, Tote (Pérez, m.91), Guti (Borja, m.74); y Portillo. Goles: 0-1. M.25. Portillo, al estilo Panenka, transforma un penalti de Maestro sobre Tote. 1-1. M.62. Babangida, recibe de Santi Asensio,se va de Rubén y marca por bajo. 1-2. M.67. Guti, entrando por la derecha, cruza tras un servicio de Tote. 1-3. M.71. Guti, supera la barrera por bajo en un libre directo que sorprende a Maestro. 2-3. M.81. Monty remata un centro de Sánchez. 3-3. M.83. Monty cabecea un centro de Besora. Árbitro: Iturralde González. Mostró tarjeta amarilla a Navas, al egarense Rubén y a Miñambres.

El Terrassa, muy aplicado en el despliegue táctico y muy esforzado desde que encajó el primer tanto, empujó entonces con todo y encontró la dinamita que necesitaba gracias al oportunismo de Monty, que remató a gol los centros que le llegaron, ahora desde la izquierda, ahora desde la derecha, mientras que los centrales madridistas, mareados de tanto trasiego, asistían impotentes al fatal desenlace.

El equipo madridista había establecido en la primera parte la tremenda distancia futbolística sobre su rival, pero careció de contundencia. Sólo marcó de la forma más cruel para su esforzado rival, de penalti. Portillo, que previamente había exhibido el punto de mira desviado en dos remates muy claros, demostró la sangre fría y la calidad de los arietes de pura raza. Tomó el balón, lo plantó en el punto de los 11 metros y, con el mayor descaro, se marcó un perfecto lanzamiento al estilo de Panenka, engañando al portero por completo y elevando el cuero, que se fue a besar la red mansamente por el centro tras lamer el travesaño.El Madrid mantuvo el mismo esquema del equipo que impactó el pasado domingo ante el Valencia, salvando por supuesto las distancias y los nombres de sus titulares, totalmente diferentes a los de aquel día. Una diferencia sustancial que acabó pagando porque cuando los arabescos y la calidad no se cimentan en automatismos que no se improvisan de un día para otro, la joyería se transforma en bisutería.

Pero aun así la calidad del trio que alimentó a Portillo, formado por Guti, Tote y McManaman, al que se sumó Cambiasso, doble pivote junto con Celades, llevó de cabeza a un Terrassa que actuó con mucha desinhibición. El equipo egarense no tuvo más remedio que guarecerse por momentos en su área para evitar males mayores ante los estropicios que provocaban la superioridad técnica y las combinaciones de la línea ofensiva rival.

Pero no hubo avalancha porque los egarenses se defendieron con orden y buscaron con acierto la espalda de los centrales madridistas a base de balones largos. Rubén, Pavón y Miñambres pasaron muchos apuros en ese tipo de acciones, que le dieron a Keko dos buenas posibilidades de gol y propiciaron una falta en la frontal que salvó César en su mejor intervención.

Pero el Terrassa no logró reactivarse hasta que compareció Babangida, que logró el empate sorprendiendo una vez más a la defensa del Madrid, tras un buen servicio de Santi Asensio, que acababa también de relevar al otro media punta egarense, Keko. Fue entonces cuando Guti y Tote aplicaron la contundencia de la que había carecido el Madrid, muy superior de medio campo para arriba. Guti logró dos tantos y se fue antes de tiempo a la ducha, relevado, al igual que Cambiasso, por jóvenes del filial, Luis García en el caso del primero y Álex Pérez, de 17 años, perteneciente al Madrid C, en el del segundo. A partir de entonces el Madrid se desmoronó y quedó al descubierto la endeblez de su zona defensiva, muy especialmente la de sus centrales, muy tierno todavía Rubén. Monty deparó un recital de remates que dejaron en evidencia a un Madrid que acabó piediendo la hora y que tendrá que bregar en la vuelta, donde tal vez se haga obligada la presencia de alguno de sus titulares. Con eso queda todo dicho.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 9 de enero de 2003