Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
Crónica:La jornada de Liga | FÚTBOL

El Rayo toca fondo ante el Valladolid

Vázquez vuelve a estar cuestionado tras la tercera derrota consecutiva en Vallecas

Ofuscado por un fútbol que no se sabe bien qué sentido tiene, si tiene alguno, el Rayo dio ayer un poco más de brillo a su candidatura al descenso. En un partido que invitó al llanto, el Valladolid atrapó la victoria en Vallecas, que es lo que acostumbra a hacer cada equipo, bueno o malo, que por allí aparece. Pero esta derrota resulta de complicada explicación. Porque una vez llegó con peligro el Valladolid al área rival y en gol acabó aquella acción. Todo nació en un error de Mario y De Quintana del que se aprovechó Sales, que centró a Óscar para que este batiera al debutante Segura, que no tuvo culpa alguna en un gol que bastó para certificar la tercera derrota consecutiva del Rayo ante su parroquia, que empieza a estar más que harta de ver horror tras horror.

RAYO 0 - VALLADOLID 1

Rayo Vallecano: Segura; Mario, De Quintana, Mainz (Bolo, m. 58), Dorado; Onopko; Peragón (Julio Álvarez, m. 82), Quevedo, Azkoitia (Marqués, m. 70), Míchel; y Bolic. Valladolid: Bizarri; Torres Gómez, Gaspar, Mario, Marcos; Colsa, Jesús; Chema (Sousa, m. 74), Óscar, Aganzo (Pachón, m. 79); y Sales (Caminero, m. 90). Goles: 0-1. M. 8. Balón largo a la banda izquierda, al que no llegan ni Mario ni De Quintana. Sales lo recoge avanzo, centra al segundo palo por donde aparece Óscar, que remata de cabeza picado. Árbitro: Pérez Burrull. Amonestó a Peragón, Óscar y Jesús. Unos 12.000 espectadores en el Teresa Rivero.

Fue aquélla la primera aproximación del cuadro de Moré y la única de cierta consideración. El Rayo regaló el primer tiempo, porque así le dio la gana, y lo que hizo después fue un esfuerzo tan meritorio como estéril. Porque el Rayo sólo tiene dos maneras de marcar un gol: a balón parado o aprovechando una genialidad de Míchel. Ayer hizo éste varias, como aquel jugadón en el que sentó a cuatro defensas en la línea de fondo. De nada valió semejante obra de arte. El Rayo no sabe marcar porque no sabe jugar. Al menos, a fecha de hoy. Y este déficit de calidad puede llevarse por delante cualquier día de estos a Fernando Vázquez, el técnico de un equipo que cuando pisa Vallecas es víctima de un ataque de histeria.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 20 de enero de 2003