El ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos, calificó ayer de "debate enormemente irresponsable" las críticas de un alto cargo del Gobierno francés a la decisión del Ejecutivo español de alejar el petrolero Prestige de la costa gallega cuando zozobraba. Cascos añadió que lo que realmente le preocupa al Gobierno de Jean-Pierre Raffarin no es la decisión tomada por el responsable de Fomento, sino "adónde llegó" el vertido de fuel.
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El martes, el secretario de Estado de Transportes y del Mar, Dominique de Bussereau, dijo en la Asamblea Nacional francesa: "No podemos más que lamentar la decisión de conducir el Prestige al mar, decisión que correspondió a las autoridades españolas. Nosotros soportamos las consecuencias".
"Me parece un debate enormemente irresponsable", contestó Álvarez-Cascos en Baena (Córdoba) cuando se le requirió su opinión sobre las críticas del alto cargo francés. "Convendría que nos pusiéramos de acuerdo en qué es lo que se va a decir", porque "lo que al Gobierno francés le preocupa no es lo que decide el Gobierno de España, sino adónde llegó el vertido del Prestige. Si aquí de lo que se trata es de tomar decisiones en función de dónde van los vertidos, me parece un debate enormemente irresponsable", recalcó el ministro, que fue quien tomó la decisión de alejar el barco naufragado asesorado por técnicos de su ministerio.
Álvarez-Cascos reiteró que "el Gobierno francés critica una decisión y añade que es que con esa decisión han llegado vertidos del Prestige" y "por tanto, aquí de lo que se trata no es de la decisión, sino de a quién le toca la otra parte del vertido". Para zanjar el asunto, el responsable de Fomento espetó: "La catástrofe tiene unos culpables, los vamos a perseguir, algunos estamos en eso, otros pueden estar en otras cosas".
También el ministro de Pesca y Agricultura, Miguel Arias Cañete, respondió en declaraciones realizadas en los pasillos del Congreso de los Diputados a las críticas del Gobierno de París. Defendió que la decisión de sacar a alta mar al petrolero cargado de fuel fue "inteligente". "Lo que pasa es que, cuando los efectos nos afectan a todos, cada cual puede hacer las críticas legítimas que quiera", abundó.
"Todo el mundo hubiera preferido que el impacto sólo le ocurra a los vecinos. Lamentablemente, estamos siendo afectados todos y, por eso, lo importante es la acción internacional que se está desplegando para evitar que estos acontecimientos se puedan volver a producir en el futuro", manifestó.
En Francia, mientras la marea negra del Prestige se limitó a las galletas que mancharon algunas playas de Las Landas y amenazaron a la bahía de Arcachon, el Gobierno de París disimuló su irritación por el modo en que el Gabinete de José María Aznar había gestionado la crisis del Prestige, informa Joaquín Prieto.
Una de las pruebas del enfado, que nadie deseaba hacer oficial, fue el modo en que las televisiones más próximas al Ejecutivo informaron sobre la primera visita de Aznar a A Coruña "a los 25 días de que comenzara la crisis", martilleaban una y otra vez. Ahora que las manchas amenazan centenares de kilómetros de costa, ese mismo Gobierno de París ya no quiere cargar con una culpa que no considera suya.
Esquivar el desgaste
Tras haber criticado al anterior Gobierno presidido por el socialista Lionel Jospin por no haberse enfrentado con prontitud al naufragio del Erika, el actual Ejecutivo de derechas de Jean-Pierre Raffarin trata de evitar el desgaste político que caerá sobre él si las manchas de fuel continúan atenazando las costas durante mucho tiempo y afectando a los intereses turísticos, pesqueros y los del cultivo de ostras y moluscos en general, que están sufriendo una fuerte merma en las ventas.
En conversación telefónica, Jean Charles Mauviot, director de la Séction Régional Conchylicole, el sindicato que agrupa a los ostricultores y mariscadores de la laguna de Arcachon, en la costa atlántica de Francia, indicó que la catástrofe sigue afectando a su sector, a pesar de que hace dos semanas se levantó la prohibición de mariscar y vender moluscos de las aguas de la laguna.
En el "mercado de proximidad" la incidencia que han notado es de un descenso de clientes de entre el 30% y el 40%. "Y en el de gran distribución es absolutamente catastrófico, estamos vendiendo un 20% de lo que se vendía antes".
Mauviot también critica la decisión del Gobierno español de alejar de la costa el petrolero siniestrado. "Es evidente, y a día de hoy no puede haber más que unanimidad en este sentido, que si el Prestige se hubiera llevado a la costa y se hubiera sacado su carga, no se habría producido la catástrofe ecológica", señaló
"No sé quién tiene la responsabilidad de esa decisión, ni si las autoridades españolas tuvieron que actuar en solitario. Como profesional no tengo elementos para atribuir responsabilidades, pero es evidente que hubo un error de gestión de la crisis. No se tomó una decisión política de futuro", agregó.
[La Prefectura del Atlántico decidió ayer prohibir la pesca y la recogida de moluscos en las playas del País Vasco francés debido a la contaminación provocada por el petrolero].
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 30 de enero de 2003