Estados Unidos ha vuelto a pinchar en hueso en la OTAN al encontrar que ni Francia ni Alemania, ni tampoco un socio menor como Bélgica, consideran que ha llegado el momento para prepararse ante una eventual guerra contra Irak y sobre todo proteger la frontera meridional turca, como quiere el Gobierno de Ankara. "No hemos logrado ponernos de acuerdo, aunque nadie cuestiona la solidaridad con Turquía", dijo ayer tarde el secretario general de la organización, el británico George Robertson. El Consejo Atlántico, el órgano político formado por los embajadores de los 19 países miembros, se reunió ayer con carácter extraordinario durante más de una hora.
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La reunión suscitó un agrio debate, según diversas fuentes, y una inusual y quizá un tanto exagerada expectación por parte de la prensa. "Se trata sólo de discutir sobre preparativos y de defender a uno de los socios, no de convocar una guerra", comentó uno de los asistentes. Sin embargo, ni lord Robertson ni el representante norteamericano, Nicholas Burns, lograron persuadir a sus colegas francés, alemán y belga de que ha llegado el momento de dar luz verde al paquete de medidas sugeridas por el Pentágono a mediados de enero. "Se han perdido tres semanas y la imagen de la organización está resultando dañada", declaró al término del encuentro una fuente diplomática.
Para que la sensación de fracaso no fuera absoluta, el secretario general presentó sobre la mesa casi todo el paquete de propuestas sujeto a la singular fórmula empleada en otras muchas ocasiones del procedimiento silencio, que en este caso vencerá a las 10 horas del próximo lunes. En caso de que sea roto por alguna delegación saltará por los aires y se deberá empezar de nuevo a discutir.
Franceses y belgas aceptaron la idea con el argumento de que necesitan más tiempo de reflexión, aunque oficiosamente han anticipado que lo romperán. De hecho, el Consejo Atlántico se prepara para una nueva reunión durante la mañana del lunes. También han insinuado que lo harán los alemanes, que se mostraron en la sesión bastante más contenidos pese a que es firme su postura de no participar en un eventual conflicto bélico en Irak.
Tanto Robertson como otros representantes confesaron sentirse moderadamente optimistas de que al final todas las reservas desaparecerán. "Se trata de responder a una petición de un país que es miembro de la Alianza", dijo el secretario general, refiriéndose a Turquía, en una breve y embarullada rueda de prensa aguantando el tipo como podía y sirviéndose de una pequeña hoja de apuntes.
"Estamos hablando de medidas defensivas y no ofensivas. La UE prepara medidas de contingencia, la Comisión también, ¿a qué espera la OTAN?", se preguntaba anoche un alto cargo diplomático al explicar que la planificación militar de una operación como la de proteger territorio turco exige al menos un mes. "¿Qué ejemplo se da con esta actitud a los siete nuevos países que van a entrar?", observó otra fuente.
Las propuestas norteamericanas se centran principalmente en la defensa de Turquía con el despliegue de misiles antimisiles Patriot, aviones radar AWAC, unidades químicas y biológicas y protección de bases. Ayer, el embajador turco respaldó la fórmula de Robertson, pero advirtió que, con o sin la OTAN, Turquía ha decidido prepararse ante la eventualidad de un ataque iraquí en caso de que finalmente haya guerra. Bagdad ya ha dicho que considerará la participación turca una agresión.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 7 de febrero de 2003