El presidente George W. Bush afirmó ayer que Sadam Husein había dado autorización a sus generales para utilizar armas químicas, "las mismas armas que decía no tener", y consideró urgente el desarme de Irak. "Tenía una última oportunidad, y está dejándola pasar", indicó. Se declaró dispuesto a aceptar una segunda resolución, pero sólo si se aprobaba en poco tiempo y no implicaba retrasos. "El juego ha terminado", dijo, "Sadam Husein tiene que ser frenado". Bush se reunió a solas con su secretario de Estado, Colin Powell, para tratar sobre la negociación con Francia y Alemania.
Powell ya efectuó el pasado miércoles ante la ONU una extensa presentación de documentos hasta entonces confidenciales, para tratar de demostrar que Sadam Husein estaba ocultando a los inspectores sus armas prohibidas y evadiendo la presión internacional.
"El Consejo de Seguridad no debe echarse atrás cuando sus exigencias -planteadas en la resolución 1.441- son burladas y desafiadas por un dictador", dijo Bush. "Estados Unidos, con una creciente coalición de países, está decidido a emprender cualquier acción necesaria para defendernos y para desarmar al régimen iraquí". Portavoces de la Casa Blanca indicaron que Bush y Powell dedicarían los próximos días a incrementar la presión diplomática sobre aliados como Francia y Alemania, que se resistían a la guerra.
Colin Powell compareció por la mañana ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado y recibió felicitaciones de republicanos y demócratas por su intervención del miércoles, considerada un éxito por Gobierno y oposición. Uno de los grandes objetivos del secretario de Estado había sido convencer a sus propios conciudadanos, que se mostraban escépticos sobre la presunta necesidad de invadir Irak, y aparentemente lo consiguió. Un sondeo realizado para The Washington Post y la cadena de televisión ABC publicado ayer indicaba que el 71% de los estadounidenses consideraba que Powell había estado "convincente" en su comparecencia ante el Consejo de Seguridad, y el 61% decía que las pruebas aportadas bastaban para justificar una guerra. Tres semanas atrás, sólo el 48% pensaba que la guerra tuviera sentido, a la vista de la escasa información facilitada por la Administración de George W. Bush.La exposición del secretario de Estado sobre las supuestas maniobras iraquíes para burlar las inspecciones despertó entusiasmo entre los parlamentarios. "Me siento orgulloso de trabajar con usted", le dijo Joseph Biden, el demócrata de mayor rango en el comité. "Lo hizo usted mejor de lo que nadie podría haberlo hecho, a causa de su talla política, su reputación y su integridad, que nuestros amigos europeos valoran", añadió. Biden y los demás senadores demócratas instaron a Powell a que siguiera trabajando con el Consejo de Seguridad y lograra una segunda resolución antes de que Bush diera la orden de ataque.
Colin Powell indicó que la segunda resolución era "posible" porque había sido prevista durante la negociación de la anterior, la 1.441. Según Powell, en aquel momento dejó muy claro ante los otros 14 países miembros del Consejo que no debían votar a favor de la 1.441 -aprobada por unanimidad- si no estaban dispuestos a votar a favor de la siguiente "cuando hiciera falta enfrentarse a las llamadas serias consecuencias". "Les hice notar que no debían hacernos ese doble juego", explicó ayer.
Cambio radical
Powell, que construyó su alegato contra Sadam Husein con aportaciones de los servicios de inteligencia de una decena de países, comunicó al comité del Senado que estaba proporcionando a los inspectores "toda la información que podían necesitar" y que ya habían recibido "60 paquetes distintos de datos e indicios". Según él, si Hans Blix y Mohamed el Baradei no percibieran en su próxima visita a Bagdad un cambio radical en la actitud de las autoridades, y una predisposición completa a "cooperar activamente", el informe que los inspectores tienen previsto presentar a la ONU el día 14 "podría ser el último".
El portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, comentó por su parte que los Gobiernos aliados, especialmente los europeos, necesitarían "unos días de tranquilidad" para "repasar y digerir" toda la información aportada por Powell.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 7 de febrero de 2003