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El detenido por el asesinato de una educadora confiesa que también mató al cura de Salamanca

El joven declara que asfixió al sacerdote el mismo día que lo conoció en un parque

Abdelhuajed Fatdar Nall, de 19 años, ciudadano marroquí, detenido por el asesinato de una educadora en Zamora, ha confesado que mató también al sacerdote Juan José Gómez Rodríguez, de 43 años, según informó ayer el director general de la Policía, Agustín Díaz de Mera. La autopsia del cadáver hallado el jueves en la habitación que ocupaba Fatdar en una pensión del barrio Garrido, en Salamanca, ha confirmado que se trata de Gómez, cuyo paradero se desconocía desde el 23 de febrero. También se ha confirmado que la muerte se produjo ese día.

El detenido ha declarado que propinó un golpe al sacerdote y luego le introdujo la cabeza en una bolsa de plástico. Algunos indicios apuntan la asfixia como causa del fallecimiento, aunque el estado del cuerpo no ha permitido determinarlo mediante el análisis de los órganos y vísceras, que se encontraban "muy descompuestos", según uno de los expertos.

El cadáver fue hallado por la policía dentro de un armario, con la cabeza cubierta por una bolsa de plástico y atado de pies y manos, vestido con pantalón y calcetines pero sin camisa y envuelto en plásticos. El cura estaba encargado de las pequeñas parroquias salmantinas de Ahigal de los Aceiteros y La Redonda.

El mismo detenido ya se había confesado autor del asesinato por estrangulamiento de la educadora de Mensajeros de la Paz Auxiliadora Vázquez, de 26 años, perpetrado el pasado día 4 en Zamora. Una de las líneas de investigación de la policía consiste en buscar alguna relación entre las dos muertes violentas.

En su declaración policial, durante la que no mostró síntomas de arrepentimiento, el detenido aseguró conoció al sacerdote el mismo día del crimen, el 23 de febrero, y que desconocía la condición de sacerdote del asesinado, algo que descubrió cuando registró sus objetos personales, informa Efe.

Relató el acusado que estableció un contacto fortuito con la víctima sobre las 21.20 horas de ese día en el parque de La Alamedilla y que mantuvieron una serie de conversaciones sobre "muy diversas cosas, de personas como él, de inmigrantes, de pobres", que continuaron en su habitación del piso de la calle de Miguel de Unamuno.

Oculto en el armario

Una vez allí, el joven le asestó un golpe al cura y luego le asfixió. Al no saber qué hacer con el cuerpo, A. F. N decidió meterlo en el armario, atarlo de pies y manos, cubrirle la cabeza con una bolsa y, con otra, envolver el cadáver entero, que permaneció allí más de una semana.

El asesino del religioso siguió pernoctando en la habitación en la que se encontraba el cadáver hasta el 4 de marzo, día en que tras haber matado a Auxiliadora Vázquez, y haber agredido a un taxista con arma blanca en el cuello y robarle el taxi, tuvo un accidente de tráfico, tras el cual confesó a la Policía que era el autor de los recientes hechos, omitiendo el asesinato del cura.

El sacerdote salmantino, que dedicaba gran parte de su tiempo a la ayuda de pobres y marginados, había visitado dos días antes de su desaparición el centro de acogida de Mensajeros de la Paz en Zamora, como había hecho en otras ocasiones. En ese centro había permanecido hasta el pasado mes de septiembre el joven marroquí, antes de ser expulsado por su comportamiento violento, según el responsable, el sacerdote Ángel García

El obispo de Salamanca, Julián Martín, ofició ayer un funeral por el sacerdote asesinado en la localidad salmantina de Villares de Yeltes, con la participación de centenares de personas. La ceremonia religiosa se celebró al aire libre en la pequeña finca que el cura había heredado de una abuela y en la que había arreglado viejas dependencias para dedicarla a centro de convivencia y de acogida de necesitados.

Previamente, en la parroquia de Ahigal de los Aceiteros los feligreses se reunieron en un acto de oración y mostraron su condolencia por haber perdido "al hombre más bueno" que han conocido, según dijeron algunos vecinos.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 8 de marzo de 2003