Abdelhuajed Fatdar Nall, el joven marroquí de 19 años autor de los crímenes de la educadora de Mensajeros de la Paz en Zamora María Auxiliadora Vázquez, y del sacerdote salmantino Juan José Gómez, así como el intento de homicidio del taxista zamorano Jerónimo Gómez, posee una personalidad psicopática que contrasta con su buen comportamiento en el centro de menores La Esperanza de Ceuta.
Según las fuentes consultadas, la primera impresión transmitida por Abdelhuajed Fatdar ha sido la de un psicópata, capaz de matar con total frialdad, sin perder el control y sin más razones ni preocupaciones. Es una apreciación superficial, pendiente de exámenes más profundos del sujeto, determinada por su comportamiento en la confesión de sus actos y por las condiciones en que mató a sus víctimas, por los rasgos de crueldad de esas muertes y por la molestia de ocultar los cuerpos.
El cadáver de la joven educadora zamorana fue hallado en un semisótano y oculto con cartones y piezas de ropa; el sacerdote salmantino fue ocultado en un armario, atado de pies y manos y cubierto con plástico.
Las fuentes consultadas sobre el perfil psicológico del joven marroquí señalan que está cercano al asesino en serie, definición que se aplica en medicina legal a partir de la tercera víctima provocada por una misma persona. Abdelhuajed Fatdar, por ahora, está en el límite: mató a dos personas y, por fortuna, faltó muy poco para que también quitara la vida al taxista.
Un perfil psicopático que no podían sospechar algunos de los que lo habían tratado. Un ex educador del centro de menores La Esperanza de Ceuta, en declaraciones a la Cadena SER, reconocía su sorpresa por los crímenes de Abdelhuajed y lo recordaba como uno de los menores que más colaboraban en el centro. El expediente de su estancia en La Esperanza, según este educador de calle, resulta impecable.
El padre Ángel García, responsable de Mensajeros de la Paz, reconoció que se trata de "un chico conflictivo" que abandonó el programa de acogida en Zamora en septiembre del pasado año, a la mitad de su tiempo de permiso de estancia oficial en España, que concluyó el 5 de febrero. En su opinión "era un chico que no estaba bien de la cabeza", y reconoció que el fallo de la organización del programa había sido "no enviarle antes a su lugar
".
Entre los compañeros de la educadora asesinada se ha transmitido que Abdelhuajed Fatdar había provocado muchos problemas en su estancia en Zamora y había vertido amenazas serias hacia su víctima.
Francisco Guarido, concejal de IU en el Ayuntamiento de Zamora, apreció que en este episodio se ha evidenciado la necesidad de un cierto control público, con medios y personal adecuado, sobre este tipo de programas de inserción social que ejecutan organizaciones humanitarias como Mensajeros de la Paz.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 8 de marzo de 2003