Paulo Futre, aún director deportivo del Atlético sobre el papel y en precario, llegó ayer a un acuerdo definitivo para sellar el lunes su finiquito y el de sus colaboradores principales, Manolo Sánchez y Abel Resino. El portugués cobrará la ficha anual de la presente temporada y los 750.000 euros que le debe el club. Futre renuncia a los emolumentos de los dos años que aún le quedaban por cumplir de su contrato. "La relación estaba destruida", declaró la semana pasada Miguel Ángel Gil, el consejero delegado, confirmando una decisión que tomó personalmente Jesús Gil, el presidente, hace algo más de 15 días y al poco de conocerse la sentencia judicial que condena a su familia por estafa y apropiación indebida.
La decisión de posponer la firma que oficializará una ruptura que se lleva fraguando desde hace algo más de un año, se debe a que el portugués no quiere interferir en los actos de presentación del centenario del club el próximo jueves. Tampoco desea crear interferencias con el encuentro del conjunto rojiblanco frente al Celta del próximo domingo en Calderón.
Futre desembarcó en el club en octubre de 2000 tras una llamada de urgencia de Gil. El equipo estaba en puestos de descenso a Segunda B, acababa de perder con el colista y se multiplicaban las pancartas contra la familia dirigente.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 12 de marzo de 2003