El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, reveló ayer en una conferencia de prensa la existencia de negociaciones en curso para lograr el exilio de Sadam Husein. "Sería una solución maravillosa", dijo Berlusconi. "Hay todavía intentos en curso, en los que alguno cree tenazmente, de poder convencer al dictador iraquí" para que opte por esta solución. "Se está haciendo lo imposible para no llegar a la solución militar", añadió el jefe del Gobierno italiano, quien reconoció ser "coprotagonista" de estos intentos. Berlusconi juzgó con cautela las posibilidades de éxito de esta negociación. "Cuando veo implicados en estas iniciativas a dirigentes de importantes países, quiero creer en ellas", dijo. "Pero si me preguntan por las probabilidades de éxito, la cosa es diferente".
Entre los dirigentes de "importantes países", Berlusconi coloca, seguramente, a Muammar el Gaddafi, cuya mediación ante Sadam él mismo solicitó hace tiempo. El líder del Partido Radical, Marco Pannella, que se considera también padre de esta iniciativa, asegura que está respaldada por 10 países árabes. Los radicales han conseguido el apoyo -teórico- del Parlamento italiano al exilio del dictador iraquí y han recogido casi 20.000 firmas de apoyo, entre ellas las de un puñado de diputados y senadores y la del ex presidente italiano, Francesco Cossiga.
El Gobierno italiano intenta mantener un pie en cada uno de los dos bandos en que se ha dividido el mundo en la crisis iraquí. Roma se adhirió a la carta de los ocho que apoyaba la línea dura de George W. Bush frente a Sadam, pero las declaraciones de Berlusconi y las de la mayoría de los dirigentes del centro-derecha son impecablemente pacifistas. No ser miembro del Consejo de Seguridad de la ONU ha ayudado a difuminar la estrategia italiana en esta crisis.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 13 de marzo de 2003