El edificio del Consejo de la UE, rodeado de un impresionante despliegue policial durante los últimos dos días, sufrió ayer un robo en la sala española, en plena cumbre. Tras saberse esta semana que en el edificio ha habido pinchazos telefónicos, ayer la sala en la que José María Aznar tenía previsto ofrecer la rueda de prensa habitual durante el transcurso de la reunión amaneció sin los altavoces instalados para tal fin.
La representación española ante la UE se hizo inmediatamente con otro sistema acústico e informó de que el material robado, valorado en unos 1.000 euros, estaba asegurado. La anécdota, sin embargo, cobra especial relevancia en un edificio llamado en el futuro a alojar las cuatro cumbres europeas anuales que celebra la Unión y que en los últimos días se está mostrando demasiado permeable. El 28 de febrero, los servicios de seguridad se dieron cuenta de que había escuchas telefónicas ilegales en las salas de seis de los países más grandes la UE (España, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y Austria).
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Los responsables de la seguridad del edificio restaban importancia al robo de los altavoces; no así a las escuchas, sobre las que han acumulado abundante documentación a base de registrar todos los pinchazos posibles con la anuencia de los países afectados. Según confirmaron ayer en el Consejo, este lunes se presentará la denuncia ante la justicia belga para identificar a los autores del boicoteo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 22 de marzo de 2003