Cientos de miles de personas se echaron una vez más ayer a la calle en las ciudades españolas para protestar contra la guerra de Irak y el apoyo a la misma del Gobierno de José María Aznar. Las multitudinarias manifestaciones se desarrollaron de forma pacífica, pero en la que se celebró en Madrid se concentró la máxima tensión, ya que pretendía ir hasta el palacio de la Moncloa. Horas antes de que comenzara, el ministro del Interior, Ángel Acebes, aseguró que la manifestación era ilegal, porque no había sido solicitada formalmente a la Delegación del Gobierno de Madrid, aunque hacia el mediodía los organizadores pactaron la autorización desde el intercambiador de Moncloa a la plaza de España. La manifestación desbordó el recorrido. Anoche un grupo de encapuchados protagonizaba pintadas y destrozos en el centro de la capital, con lanzamiento de botellas y piedras a las fuerzas de seguridad, que cargaron contra ellos.
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Las cifras de manifestantes fueron dispares, según viniesen de los organizadores o de las autoridades locales. Los datos facilitados por los primeros sumaban tres millones de personas, y varios cientos de miles según las policías locales.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 23 de marzo de 2003