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GUERRA EN IRAK | Cerco a Bagdad

Estados Unidos estrecha el cerco de Bagdad

Los norteamericanos controlan el aeropuerto y esperan refuerzos para lanzar el ataque final

Las tropas estadounidenses mostraban ayer una actitud muy cautelosa en su aproximación a Bagdad. Los portavoces del Pentágono dijeron que las unidades del 7º de Caballería -encuadradas en la 3ª División de infantería- que habían asaltado el aeropuerto internacional, al suroeste de la ciudad, se dedicaban a "inspeccionar" los edificios de la zona y no habían comenzado aún a acondicionarlo como aeródromo militar. Sugirieron también que, antes de iniciar la fase supuestamente definitiva de la guerra, el asalto a la capital, esperarían a que llegaran los marines, en camino desde Kut, y las tropas de operaciones especiales. Este reagrupamiento de las fuerzas en dirección a la capital indica que EE UU desea contar con los mayores efectivos posibles.

El plan estadounidense para las próximas horas parecía consistir, básicamente, en esperar la llegada de fuerzas de operaciones especiales y de la columna de la Primera Fuerza Expedicionaria de marines, que avanzaba por el Este del país hacia Bagdad. Los bombardeos escuchados esta madrugada al Este de la capital podrían ser el preludio de su llegada y un intento de ablandar las defensas en esa zona.

Unos 2.500 guardias republicanos de la División Bagdad se rindieron ayer a los marines, según un portavoz del Mando Central de Qatar, que añadió que la mayoría habían sido enviados a sus casas. Sólo los que mostraban "propensión a luchar", dijo textualmente el portavoz, habían sido hechos prisioneros, pero no informó cómo se distiguían los unos de los otros.

El general Tommy Franks, al mando de la invasión, había previsto aislar Bagdad -más que lanzarse a un combate casa por casa en el interior de la ciudad- y convertir a la Administración de Sadam Husein en un ente "irrelevante" por su falta de control sobre el resto del país, según explicó la víspera el general Richard Myers, jefe de la Junta de Jefes de Estado Mayor. Pero el previsto aislamiento de la capital distaba anoche de ser una realidad. Las principales ciudades del país seguían, de forma más o menos precaria, en manos del régimen baazista y luchando contra las tropas anglo-estadounidenses, y el principal instrumento de información y propaganda, la televisión nacional iraquí, seguía funcionando con dificultad pese a los continuos ataques aéreos para silenciarla.

El general Stanley McChrystal reconoció que los esfuerzos de Estados Unidos por acallar definitivamente esa televisión no habían tenido éxito completo hasta el momento. "El sistema televisivo es muy denso, la señal se emite desde instalaciones fijas y desde furgonetas y, aunque de forma esporádica, sigue funcionando", dijo. El portavoz militar agregó que proseguirían los bombardeos sobre las emisoras de la televisión hasta destruir ese instrumento de comunicación, y no quiso hacer comentarios sobre la posibilidad de que esa tarea fuera encargada a grupos de operaciones especiales.

McChrystal señaló que las unidades de operaciones especiales, especializadas en incursiones clandestinas, como sabotajes y eliminación de figuras del régimen, y normalmente no uniformadas, habían desempeñado "un papel fundamental, muy superior al de todas las guerras anteriores". Y aventuró que asumirían un gran protagonismo en las próximas fechas. El general portavoz no quiso proporcionar cifras sobre el número de esos soldados de élite desplegados en territorio iraquí, y se limitó a decir que eran "muchos; centenares".

El uso intensivo de los efectivos de operaciones especiales por parte de Estados Unidos, y el hecho de que el Pentágono hubiera amenazado repetidamente con juzgar como criminales de guerra a los soldados iraquíes que usaran ropas civiles, hizo que un periodista planteara al general McChrystal una pregunta: ¿por qué era criminal que los iraquíes no emplearan el uniforme, y no lo era cuando quienes se camuflaban como civiles eran estadounidenses? El portavoz del Pentágono no pudo ofrecer una respuesta y, tras especular con que "la diferencia podría estar más relacionada con la actitud que con la ropa", prometió que consultaría con especialistas en esos "asuntos legales".

McChrystal dijo que el aeropuerto Sadam Husein, inmediatamente rebautizado como aeropuerto de Bagdad, estaba ya "bajo control completo" de tropas estadounidenses, pero puntualizó que no era aún lo bastante seguro como para utilizarlo como base aérea. Dos divisiones de la Guardia Republicana iraquí, la Medina y la Bagdad, habían sido muy "degradadas" en los bombardeos y carecían de "cohesión interna y capacidad ofensiva", explicó, pero otras cuatro divisiones permanecían en las cercanías de Bagdad o dentro de la ciudad y aún quedaban muchos combates por delante. "Lo peor aún está por llegar", repitió, como en días anteriores.

Las presuntas armas químicas y biológicas de Sadam Husein seguían sin aparecer a pesar de que las tropas estadounidenses ya han roto la llamada línea roja alrededor de Bagdad. El coronel John Peabody, de la 3ª División de Infantería, anunció ayer el hallazgo de grandes cantidades de "polvo blanco" y de atropina, un compuesto utilizado para combatir los efectos del gas nervioso, en una instalación de la localidad de Latifiya (unos 40 kilómetros al sur de Bagdad), que había sido visitada antes de la guerra por inspectores de la ONU. También fue hallada documentación en lengua árabe sobre tácticas para la guerra química. Los primeros análisis indicaron, sin embargo, que el "polvo blanco" era en realidad un explosivo.

[Fuerzas iraquíes rechazaron esta madrugada el aterrizaje de aparatos estadounidenses en Tikrit, localidad natal de Sadam Husein, según informó la televisión oficial, que añadió: "El pueblo, las organizaciones del distrito de Al Dur y combatientes fedayin impidieron el aterrizaje de los agresores".]

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 5 de abril de 2003