Con el número 23, Boris sustituye al número 4, don Xabi Alonso". La megafonía de Anoeta puso nombre ayer a la jerarquía del organizador de la Real Sociedad dentro del equipo. Si Kovacevic simboliza el desenlace en el juego realista y De Pedro el nudo, Xabi Alonso es el origen de todo. Por eso tiene rendido al público donostiarra. Si además coincide un partido redondo por su parte con una cita tan crucial como la de ayer, y que él jugó lesionado, resulta que Anoeta atronó como pocas veces en el minuto 74, cuando Raynald Denoueix lo sentó con el partido ya resuelto.
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Con sólo 21 años, Xabi Alonso, nacido el 25 de noviembre de 1981, es ya la imagen de la casa de esta sorprendente Real Sociedad, cercana al descenso en las últimas temporadas y resurgida ahora para luchar por la Liga en el tramo de la verdad. El hijo de Periko Alonso fue duda hasta el último momento por unas molestias musculares. Denoueix, sin embargo, le quiso forzar. Él también tenía ganas de sentirse protagonista de un partido grande. Realmente lo fue. Cuando le tocó emparejarse con Zidane, el francés se quedó sin espacios. Con la pelota, no necesita artificios para abrir el juego. Todo en él es sencillez. Esta vez no participó tan directamente en los goles, pero sí en la concepción del fútbol que ha importado Denoueix en la Real. Eso sí, se reservó el tercer gol para sí, con un soberbio lanzamiento desde fuera del área.
Xabi Alonso recordará el partido, seguramente. Y también su entrenador y el público. El propio Denoueix lo piensa: "Hemos tenido un equilibrio entre el ánimo del público y el juego con el que se lo hemos devuelto. No creo que los espectadores olviden fácilmente este partido", subrayó el técnico. "Yo tampoco lo olvidaré". Ayer, se registró una de las mejores entradas en la poco extensa historia de Anoeta, a pesar de que los socios de la Real debían pasar por taquilla.
Si Xabi Alonso dio vida a la Real, De Pedro sirvió de transmisor. De sus botas partieron los dos balones que llegaron a Kovacevic en los primeros goles. Cuando De Pedro funciona, la Real se aligera. La banda izquierda es el lujo del equipo donostiarra. Es la clave para invertir la dirección de los últimos tiempos en la Real, alicaída en la segunda vuelta, con peores resultados y peor juego.
Para el futuro, Denoueix ha pedido a todo el equipo "que se vuelva a empezar de cero, como hoy, y mantener la calidad de juego". Sin buen juego, repite el técnico, no hay victorias continuadas. Denoueix impartió dos consignas a su equipo. Una, antes del partido: "Intentar crear peligro desde el principio". Y otra en el descanso, con 4-1 a su favor: "Mantener el grupo unido, compacto, y con un buen control del balón".
Pero el fin de todo estaba en el gol, y ayer Kovacevic volvió a reencarnar la astucia y la colocación. Su olfato ya le ha dado siete goles en Anoeta en los partidos contra el Real Madrid. "Es que cuando juegas contra el Real Madrid tienes más ilusión", se justificaba. El yugoslavo mantiene la convicción de que el grupo de Del Bosque es "un equipazo" y no restó mérito al triunfo, pero ni cree que el de ayer fuera el mejor partido de la temporada de la Real Sociedad (en eso discrepa de su entrenador) ni considera tan fundamentales los puntos. "Porque esta victoria vale de algo si ganamos en la próxima jornada al Rayo".
Kovacevic no sólo se limitó a terminar las jugadas. Sí, ésa es su principal tarea y por la que resulta indispensable en la Real. Pero también recupera balones, se ofrece, juega de espaldas y cabecea para propiciar los rechaces. Y, además, tiene la habilidad para meter el pie en el momento preciso. Dos toques sencillos y certeros suyos marcaron el devenir del partido. En eso, compartió los honores: "Los dos centros de De Pedro han sido perfectos", admitió. Por cierto, el segundo gol tardó más de cuatro minutos en subir al videomarcador. Luego funcionó correctamente. Y eso que se produjo la locura, con cuatro minutos aterradores, con el tercer gol de Nihat, sucedido por el único de Ronaldo, y por el cuarto de Xabi Alonso.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 14 de abril de 2003