En Marbella era raro ayer ver un cartel electoral. No parecía una ciudad que dentro de dos semanas y media tendrá que elegir a 27 concejales. La capital de la Costa del Sol, con 115.000 habitantes de derecho -el doble, de hecho- y medio millón en verano, parecía metida en pleno periodo estival si se midiera la temporada alta por el número de cámaras de la prensa rosa pululando por la ciudad. En 1999 Jesús Gil consiguió su tercera mayoría absoluta consecutiva, con 15 concejales, contra 5 del PSOE, 3 del PP y 2 del PA. Gil tuvo que dimitir hace un año, al ser condenado a 28 años de inhabilitación por dos delitos de tráfico de influencias y cuatro de prevaricación en el caso de las camisetas. El ex alcalde marbellí y presidente del Atlético de Madrid promovió contratos de patrocinio de la marca Marbella con el club de fútbol sin autorización de los órganos municipales, ni intervención del secretario municipal, ni control fiscal.
Cuatro años después, la lista del Grupo Independiente Liberal la encabeza Julián Muñoz Palomo, que ha sido concejal del GIL desde 1991 y es el alcalde en ejercicio desde hace un año. "Al principio me costó trabajo pensar que yo era el alcalde", reconoce Muñoz para negar que haya sido un títere de Gil en este tiempo. Sí admite que ha habido desavenencias entre ambos, en particular para la confección de la candidatura, pero subraya su adhesión al jefe y avanza que no se ve de nuevo candidato del GIL en 2007. Muñoz desgrana sus proyectos para los próximos cuatro años, mientras no paran de sonar los tres teléfonos móviles desplegados sobre su mesa en la alcaldía.
La campaña electoral ha arrancado casi al unísono con la llegada del alcalde al estrellato de la prensa del corazón. Su esposa, Maite Zaldívar, declaró la semana pasada a Canal Sur que Julián la había abandonado porque tenía una relación con Isabel Pantoja. Y el lunes, en el primer mitin de campaña, Gil dio por buena la información al decir que Muñoz había ofrecido su renuncia si sus asuntos personales podían perjudicar a la candidatura. El propio Muñoz utilizó todo el tiempo de su intervención para dar explicaciones "a los ciudadanos de Marbella" sobre su situación familiar.
Marbella no ha revisado legalmente su plan de ordenación urbana desde 1986. El GIL sostiene que tiene uno nuevo desde 1998, pero ni la Junta de Andalucía ni los tribunales se lo han admitido. Y Muñoz reconoce que es su "asignatura pendiente" para la próxima legislatura. Quizá no tenga ocasión de aprobarla, si se cumple el vaticinio de la candidata del PSOE, Isabel García Marcos: "El GIL no sólo no va a sacar mayoría absoluta, sino que no va a ser siquiera el partido más votado". La portavoz socialista ha estado en el origen de la mayor parte de las denuncias penales interpuestas contra el gobierno municipal, que no sólo han provocado la condena a Gil, sino también han sentado en el banquillo de los acusados cuatro veces a Muñoz.
García Marcos propugna "la regeneración de la vida democrática en Marbella" y tiene un largo programa con propuestas para resolver el problema del tráfico, la desestacionalización del turismo, la mejora de los servicios públicos y un plan de ordenación urbana que dé seguridad jurídica a los inversores. Muñoz también está dispuesto a hacer el plan "partiendo de la realidad que hay ahora mismo en Marbella". O sea, dando por bueno lo hecho por el GIL en los últimos 12 años. Tercera en discordia, la diputada nacional Ángeles Muñoz, candidata del PP, se muestra escandalizada porque el culebrón de los amores del alcalde "esté haciendo sombra al caso de corrupción más grande de la democracia española; el Tribunal de Cuentas estableció que hay 400 millones de euros sin justificar en las cuentas municipales".
Ayer, el acoso de la prensa rosa provocó un atascó monumental en el barrio en el que reside el alcalde, con declaraciones en directo del número uno andalucista, Carlos Fernández, el cuarto en la carrera electoral. Los carteles de este candidato eran de los pocos que recordaban que faltan 18 días para acudir a las urnas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 7 de mayo de 2003