Ayada al Beik, de 28 años, dirigente del ejército secreto de Hamás, fue abatido ayer en el barrio de Rimel, en el centro de Gaza, por tres misiles disparados por un helicóptero israelí. El ataque se produce cuando faltan menos de 48 horas para que el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, llegue a Israel y Palestina, para impulsar la puesta en marcha del plan de paz, conocido como Hoja de Ruta.
"El crimen no quedará impune. La respuesta vendrá en su momento", gritaba ayer Abdelaziz Rantisi, portavoz del movimiento fundamentalista Hamás, en Gaza, insinuando la posibilidad de un atentado suicida coincidiendo con la visita de Powell. Nabil Abu Rudeina, secretario de la Autoridad Nacional Palestina, confirmaba desde Ramala este temor al asegurar que el atentado contra el militante de Hamás tenía como objetivo "impulsar la estrategia de la tensión" y "matar el embrión de cualquier esperanza de paz".
Éste es el tercer asesinato selectivo que el Ejército israelí ha perpetrado contra un activista de Hamás en los dos últimos días.
Por su parte, la cúpula del Partido Laborista israelí continuaba ayer reunida por tercer día consecutivo en un intento de encontrar una salida a la crisis provocada por la dimisión de su máximo responsable, Amram Mitzna, el pasado domingo. La dirección del partido, que había optado en principio por ofrecer la dirección provisional al premio Nobel de la Paz Simon Peres, de 80 años, ha decidido congelar esta solución ante las exigencias del anciano dirigente, que reclama permanecer en el cargo como mínimo un periodo de dos años y medio.
El ex ministro de Defensa Benjamín Ben Eleizer, que en principio apoyó el nombramiento de Peres, decidió ayer retirar su respaldo, alegando que el Partido Laborista no podía tener mucho tiempo con una dirección provisional y que debía convocar urgentemente elecciones primarias.
Por otra parte, un coche bomba explotó en la tarde de ayer cerca de un carro de combate israelí en el sector de la colonia israelí de Kfar Darom, en el sur de la franja de Gaza, y causó la muerte del kamikaze que lo conducía, pero no produjo ninguna otra víctima.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 9 de mayo de 2003