Bien jugada y mejor resuelta, ni una ni mil leyendas negras podían hacer que la final de ayer se le escapara al Barcelona. Esta vez nada se interpuso en el largo contencioso de este equipo con la competición mayor del continente. La final se resolvió como se presumía, como estaba en el guión, escrito por Pesic, protagonizado por Bodiroga y compañía. No se sabe aún si el mejor, pero sin duda alguna el Barcelona más resolutivo, más matador de las últimas décadas así lo probó ante un estupendo Benetton, que ofreció una respuesta brava e inteligente, pero corta y algo ingenua ante la maestría del juego que tuvo que contrarrestar.
BARCELONA 76 - BENETTON TREVISO 65
Barcelona: Jasikevicius (8), De la Fuente (11), Bodiroga (20), Fucka (17), Dueñas (3) -cinco inicial-, Rodríguez (2), Navarro (5), Femerling (9) y Varejao (1).
Benetton: Edney (16), Langdon (8), Pittis (4), Garbajosa (9), Marconato (10) -cinco inicial-, Bulleri (11), Markoishvili (2), Nicola (5) y Loncar.
Árbitros: Rems (Eslovenia), Pitsilkas y Koukoulekidis (Grecia). Eliminados: Jasikevicius (m. 37), Langdon (m. 38) y Nicola (m. 40).
Lleno. 16.670 personas en el Palau Sant Jordi. En el partido para el tercer y cuarto puesto, el Siena italiano ganó, 79-78, al CSKA ruso.
El cuadro italiano ofreció una respuesta brava e inteligente, pero corta y algo ingenua
Gracias a su defensa y a Fucka, el equipo azulgrana volvió a tomar aire ante el último cuarto
El peso de cinco finales perdidas, la leyenda negra del Barcelona, desapareció cuando Bodiroga cogió en exclusiva el timón en los últimos cinco minutos y condujo a su equipo al máximo título, el único que le faltaba. Forzando una falta, metiendo tiros libres, anotando un triple, distribuyendo el juego como nadie y como le encomendó Pesic, que decidió que su equipo actuara sin un base puro en casi todo ese último tramo.
Bodiroga mimaba el balón, sus compañeros le hacían un aclarado y la defensa del Benetton empezaba a tiritar. Se sabía de antemano, por más bien que intente jugar, que el Barcelona no arrolla, pero ayer, con un Fucka de nuevo providencial, como en la semifinal, mandó durante casi todo el tiempo, resistió las embestidas del Benetton (55-52) y llegó con una ventaja sustancial (66-58) a los últimos instantes, en los que dio un curso de sabiduría táctica.
El juego empezó a tumba abierta, con ambos equipos dispuestos a zurrarse a canasta limpia, jugando a ritmo de cien puntos por bando y concluyó con el master en navegación en este tipo de finales. Todo estudiado, hasta el más mínimo detalle. Por eso un 75% de los balones pasaron en el último cuarto por las manos de Bodiroga y el otro 25% fueron prácticamente para Navarro, que logró sus únicos cinco puntos en aquellos instantes vitales, y en menor medida para Jasikevicius, que no tuvo su mejor día, y para Fucka, cuyos infinitos brazos aparecieron de manera constante para darle un chorro de puntos a su equipo.
Lo que a un equipo le sobraba por un lado, al rival le sobraba por otro en un intercambio llevado a cabo con velocidad, rozando la perfección en los lanzamientos y hasta con errores muy parejos. Pittis secó a Bodiroga en los primeros compases, De la Fuente hizo lo propio con Langdon, Fucka llevó de cabeza a Garbajosa y Edney, a Jasikevicius. Pesic y Messina le buscaban el punto de desequilibrio de la balanza a base de cambios y más cambios.
Pesic encontró el primer resquicio cuando alineó a dos cincos al unísono, Femerling y Dueñas. El Benetton, intimidado, se apagó por completo en la pintura, lo que le acarreó una repentina descompensación en todas las líneas. Se enredó tanto que perdió posesión tras posesión y cuando no, tiró por la calle del medio con una serie de lanzamientos triples sin ton ni son. Messina, entre relevo y relevo, le perdió la pista a Bodiroga que, cuando quedó emparejado con Langdon y a reglón seguido con el jovencísimo Markoisvili, mordió a base de bien y escarbó como sólo él sabe hacer entre la defensa, a dos, tres metros del aro. El Benetton, que únicamente pudo anotar nueve puntos en el segundo cuarto, apenas pudo capear el temporal. Al Barcelona sólo le lastraron las terceras faltas que sumaron Dueñas y Navarro. Pittis tuvo que volver a toda prisa. Para entonces su desventaja era ya de una docena de puntos (42-34).
Las penetraciones de Bulleri y Edney torturaron al Barcelona en el inicio del tercer cuarto. Langdon completó la remontada con un triple con el que empató el partido a 47 puntos. El Barça no encontraba manera de hacer valer el juego ofensivo de Navarro, pero gracias a su defensa y a Fucka volvió a tomar aire para entrar en el último cuarto con siete puntos de ventaja (55-48). La situación era la idónea, el paisaje en que mejor sabe actuar el Barcelona que, de la mano de Bodiroga, ya no perdió pie hasta sellar su deuda con el destino: su primer título después de seis finales.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 12 de mayo de 2003