El candidato Néstor Kirchner recurrió a la conocida táctica de lanzar un buen ataque para mejorar la defensa de un futuro Gobierno al que, supuestamente, Menem trata de golpear desde el comienzo. Tras acusar de "cobarde" a Menem y señalarle en la "huida" de sus responsabilidades, Kirchner advirtió de que la renuncia del ex presidente es un "intento de deslegitimar la voluntad de cambio expresada por la sociedad el 27 de abril y apunta a mostrar débil y frágil al Gobierno que se inicia para tratar de imponerle la continuidad de las políticas llevadas adelante durante la década de los noventa".
En un salón del hotel Panamericano de Buenos Aires, colmado por unos quinientos partidarios, entre legisladores, dirigentes políticos y militantes, Kirchner se dirigió al país a media tarde y explicó a los ciudadanos que Menem desiste para rendir tributo con su fuga a intereses muy concretos: "[La renuncia] es absolutamente funcional a los intereses de grupos y sectores del poder económico que se beneficiaron con privilegios inadmisibles durante la década pasada al amparo de un modelo de especulación financiera y subordinación política. A esos mismos intereses que cooptaron el Estado y compraron la política, a esos mismos intereses que corrompieron a los dirigentes y arruinaron la vida de los ciudadanos, tributa esta huida".
Un colaborador del futuro presidente argentino recordaba ayer que ante las situaciones extremas y en los momentos en que debe decidir bajo presión, Néstor Kirchner dice de sí mismo que es "frío como los hielos continentales" de su provincia. Pero la mayoría de los argentinos pudo ver y conocer ayer, quizá por primera vez, al Kirchner caliente y al candidato que hasta ahora era una gran incógnita. "Tenga el pueblo argentino la certeza de que quien les habla está decidido a dar vuelta la página de la historia", dijo a los ciudadanos.
Desaparecidos
Luego de leer el texto, visiblemente conmovido por el debú, Kirchner improvisó una despedida en la que reivindicó su militancia política en la izquierda peronista. La pasada semana, cuando visitó al presidente chileno Ricardo Lagos en el Palacio de la moneda de Santiago de Chile, Kirchner dedicó unas palabras al derrocado por Pinochet en 1973, Salvador Allende.
Kirchner recordó ayer también a sus compañeros caídos bajo la dictadura: "Argentinas, argentinos, pertenezco a una generación que no se dobló ante la persecución, ante la desaparición de amigos y amigas y ante el mayor sistema represivo que le haya tocado vivir a nuestro país. Estas alquimias llevadas adelante por una dirigencia claudicante, que entregó la dignidad de los argentinos sin distinción, que nos ha sometido permanentemente a la mayor de las injusticias, no nos va a hacer confundir ni desviar el rumbo". Y finalizó: "Un nuevo tiempo está a punto de comenzar. Vamos hacia un nuevo amanecer. Viva la patria, viva Argentina".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 15 de mayo de 2003