Fue el verano pasado en Tenerife, en un viaje de descanso que organicé con mi mujer y mi hija. Sólo fue una semana de agosto y estuvimos en un hotel. Un sitio estupendo para quitarse de en medio. Tiene muchas similitudes con el paisaje de Almería y fue muy interesante ver de cerca sus atractivos turísticos. Porque fuimos de turistas. Y aunque se hizo corto conseguimos relajarnos de veras. Tengo capacidad para desconectar realmente de todo en esas circunstancias.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 18 de mayo de 2003