"Estoy harto de que me insulten y me marcho. Si yo soy el problema y van a venir esos listos de la oposición a poner dinero ahora es su oportunidad". Jesús Gil y Gil (Burgo de Osma, Soria, 1933) anunció ayer que dimite como presidente del Atlético tras 16 años de mandato. "Es cierto", confirma lacónico la noticia su hijo Miguel Angel Gil Marín, "se va ya". Gil, dicen en su entorno más próximo, "está quemado". Y él dice que se marcha. Precisamente, una de las condiciones que impuso la oposición que lideran entre otros Ignacio del Río, teniente de alcalde de Madrid, y Miguel Alfageme, consejero para Europa de Adecco, para sentarse a negociar con los Gil. El presidente se va y lo hará oficial el lunes 26, tras las elecciones municipales del domingo, el mismo día que se presenta oficialmente la agrupación opositora, pero deja a su hijo y a su vicepresidente Enrique Cerezo para controlar "la transición". En los próximos días habrá una reunión para decidir quién será el nuevo presidente y todo apunta a que el hombre escogido será el propio Cerezo.
"Estoy harto de ser el malo y el antisistema. Si yo soy el estorbo me marcho", reveló el dirigente. Lo cierto, es que la entidad está a expensas de que una junta general de accionista apruebe una ampliación de capital de 36 millones de euros. El club no tiene liquidez y necesita esa cantidad de aquí al 30 de junio. La ampliación tal y como la han concebido los Gil está dividida en tres tramos. El primero para los acreedores. Hay nueve acreedores. Ocho han dicho que sí a la fórmula. Entre esos acreedores están Jesús Gil y Enrique Cerezo. La deuda de ambos, reconocida por la intervención judicial, suma cerca del 50% del capital total. La oposición, reunida con Miguel Ángel Gil la semana pasada, calificó la maniobra de intolerable y los actuales dueños del club dijeron que era "la ampliación o vender a Fernando Torres". La otra posibilidad que plantean los opositores es la venta del Calderón por unos 160 millones de euros y el traslado del club al estadio municipal de La Peineta.
Pero en esa reunión, a la que asistieron Del Río, Alfageme, Ayuso y Herrero, además de Gil Marín y Cerezo, se dijeron más cosas. Entre otras, Miguel Ángel Gil aseguró, según testigos de la cumbre, que la negociación era a espaldas de su padre. Algo que a Gil le ha hecho "sentirse traicionado". Otro factor que ha molestado al presidente es que su hijo, en las declaraciones que hizo a la Cadena Ser el pasado martes no atacase a la oposición y no le defendiera con la sufiente intensidad. "No me defiende ni mi hijo", llegó a decir con amargura.
Según los asistentes a la reunión de la semana pasada, Gil Marín ofreció a los opositores que les compraran su deuda y sus acciones por unos 36 millones de euros. La familia Gil controla unos 4.000 acciones de las 12.000 que no están embargadas por la Audiencia Nacional (lo están el 95% del total). La plataforma detractora de Gil controla un número muy parecido que oscila entre los 3.000 y los 4.000 títulos.
Ayer Gil se marchó argumentando que está dolido. Pero también invitó a los socios movilizados contra él a que le comprasen el club. "Si vienen con el dinero nos vamos, nuestra intención no es perpetuarnos en el poder. Me da igual el sillón".
Lo cierto, es que desde el consejo de administración rojiblanco se respeta la decisión de Gil, pero la familia Gil seguirá controlando el club, aunque concede que "organizará la transición desde dentro y durante el plazo de dos años, al menos hasta que salga la sentencia del Supremo". Fuentes cercanas al club aseguran que la ampliación de capital se va a "realizar en esos términos pactados". Sin embargo, la oposición está dispuesta a impedirla en una junta general de accionistas, obligatoria para que se haga efectiva la ampliación.
"Yo he cometido todos los errores del mundo. Me ven como obstáculo, pues tranquilos, que yo me quito de en medio y no voy a tener ninguna acción del club más", comentó ayer Jesús Gil. Gil Marín se había comprometido, según la oposición, a convencer a su padre para que diera este paso.
Enrique Cerezo, que también se ha mostrado partidario de "recuperar la inversión" y marcharse, según fuentes opositoras, reconoció la retirada de Gil del primer plano y confirmó que él y Gil Marín se quedaban en el club para controlar "la transición". Cerezo dijo abiertamente que si "les pagaban se marcharían", una oferta que ya realizó a algunas personas la semana pasada.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 22 de mayo de 2003