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Benítez y Del Bosque no se saludan

"Tengo la conciencia muy tranquila", repetía una y otra vez el técnico del Valencia, Rafa Benítez, cada vez que le preguntaba sobre su relación con el técnico del Madrid, Vicente Del Bosque. "En Mestalla, tengo la costumbre de saludar al técnico rival antes del partido salvo que él, en su estadio, no me saludara a mí", añadió Benítez. Y dio a entender que ése fue el caso de ayer. No son buenas las relaciones entre ambos entrenadores después de un cruce de declaraciones que por ambos lados han sido consideradas irrespetuosas.

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Esta temporada, en sus duelos particulares, Del Bosque ha salido claramente vencedor. Ganó en el Bernabéu (4-1) y volvió a vencer ayer en Mestalla (1-2). El preparador salmantino leyó así el triunfo de ayer: "Con nuestro juego de toque, hemos conseguido desactivar en la segunda parte la presión de un Valencia muy fuerte". Porque esa era la clave del juego valencianista: la presión, que se desmoronó en el segundo periodo. "En la primera mitad merecimos más. Pero, cuando advertíamos que la presión no era efectiva, nos afectaba anímicamente", reconoció Benítez. El técnico del Valencia planteó el mismo equipo que derrotó la semana pasada al Deportivo en Riazor (1-2). Es decir, un conjunto de corte defensivo, con el central Ayala en funciones de lateral derecho y con mucha gente por detrás del balón. La apuesta le salió mal a Benítez, que siempre fue a remolque para superar la inspiración de Ronaldo.

Recién recuperado de una lesión en el sóleo, el brasileño no perdió su vieja costumbre: marcarle al Valencia. Siempre que se enfrenta al club valenciano, marca, tanto en su etapa barcelonista como en la madridista. Siete veces en total. Se ensaña, vamos. Ayer, incluso, lo hizo primero en una especialidad que domina poco: la cabeza. Y después ya sí recurrió a su fuerte: controló en carrera perfectamente y regateó a Cañizares, como si nada.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 25 de mayo de 2003