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Crónica:FÚTBOL | La jornada de Liga

La rivalidad pierde al Depor

El Celta golea a su íntimo adversario y consolida su aspiración a la Liga de Campeones

De la manera más dolorosa posible y encogido por las rivalidades domésticas, el Deportivo se alejó del título en el campo donde menos lo habría deseado. Inéditamente asustado, el equipo de Irureta respondió con precaución a las precauciones del Celta, también abundantes, y las circunstancias de un partido dominado por el miedo le arrastraron a las cloacas. El equipo de Vigo también permaneció agazapado, pero, a la que enseñó las uñas en la segunda mitad, puso a trabajar al marcador hasta devolver el golpe de la primera vuelta a su adversario más íntimo, que tuvo que agachar las orejas ante la algarabía de una hinchada tan feliz por recobrar el rumbo hacia la Liga de Campeones como por arruinar las aspiraciones al título de los de A Coruña.

CELTA 3 - DEPORTIVO 0

Celta: Cavallero; Velasco, Cáceres, Berizzo, Juanfran; Ángel, José Ignacio, Giovanella; Jesuli (Gustavo López, m. 73), Mostovoi (Vagner, m. 82); y Edu (Catanha, m.87).
Deportivo: Molina; Scaloni, Donato, Naybet, Romero (Capdevila, m. 78); Duscher (Sergio, m. 60), Mauro Silva; Víctor, Valerón, Fran (Luque, m. 63); y Makaay.
Goles: 1-0. M. 58. Gran jugada de Juanfran que remata Jesuli en plancha.
2-0. M. 62. Centro de Jesuli que cabecea Edu.
3-0. M. 78. Centro de Mostovoi que cabecea Ángel, Molina no agarra el balón y el rechace lo convierte Edu.
Árbitro:López Nieto. Amonestó a Scaloni, Duscher, Berizzo y Víctor, así como al entrenador del Deportivo, Javier Irureta. Unos 25.000 espectadores en Balaídos. Makaay echó fuera un penalti al final.

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El Deportivo se fue de Balaídos sin abrir la boca, asustado por los rugidos de la grada y hasta fallando un penalti. Contaba quizás Irureta con esperar a la segunda mitad para asumir riesgos, pero, cuando se dio cuenta, Jesuli y Edu habían finiquitado la sesión. Son las tradicionales reservas de Irureta frente al Celta.

La prudencia alumbró una primera parte sin porterías, de fútbol vacío e intrascendente. Por parte del Celta la cosa consistió en cazar a Valerón. Hasta tal punto condicionó el canario al equipo de Vigo que Lotina se llevó por delante a Gustavo López del once titular para alinear a tres medios centro defensivos. El Celta sembró el campo de cepos, con José Ignacio metido en la camiseta de Valerón y con Ángel y Giovanella tapándole las líneas de pase. En ocasiones como ésta, Irureta suele tirar de gente como Sergio en auxilio de su ataque, pero el Celta siempre acentúa las precauciones del técnico, que prefirió conservar la compostura con Duscher y Mauro en el doble pivote.

Anulado Valerón, el Deportivo vivió atenazado por sus miedos, que le impidieron llegar a la portería más que una vez en toda la primera parte, cuando Fran cazó un balón suelto. El saldo de la primera mitad para el Celta no fue mucho más esperanzador. Como las precauciones de Lotina dejan al equipo cojo por las orillas, sólo los laterales tienen opciones de descoser a un rival tan enrocado. Es decir, que Velasco y Juanfran, por absurdo que parezca, fueron los únicos que intentaron descolocar a los centrales. Hasta que el Celta se adelantó en el marcador, la única solución que buscó el Deportivo para escapar de la cacería de Valerón fue hacerle caer a las bandas, a las que José Ignacio no tuvo ningún reparo en acompañarle. Y, cuando Irureta quiso que Sergio le echara una mano, el Celta ya se había puesto por delante.

El marcador del estadio jugó su papel en el choque. Hacia el minuto diez de la segunda parte, Balaídos tuvo noticias del primer gol de Mestalla, el que adelantó al Madrid, y el partido experimentó un calambrazo: la grada rugió, el Celta tensó el músculo y el Deportivo se encogió. No habían transcurrido cinco minutos cuando Jesuli adelantó al Celta y otros cuatro cuando Edu firmó sentencia. Otra vez Juanfran tuvo mucho que ver con el asunto, porque de su porfía, adornada de vez en cuando por algún regate, salió un centro hacia la segunda línea del ataque, justamente cuando el Deportivo se había reunido en el área pequeña esperando un balón hacia los palos. Desde fuera del área entraba Jesuli, que batió a Molina con un remate casi en plancha.

El siguiente gol, que dejó la cosa prácticamente zanjada, fue especialmente doloroso para el abuelo de la Liga, el brasileño Donato, al que la polémica con Irureta parecía haberle hecho viajar hacia atrás en el tiempo. Edu le devolvió al presente en una falta que Mostovoi tocó en corto y Jesuli puso en el área pequeña, con un salto que Donato sólo pudo seguir con la mirada. Demasiado tarde llegaron los cambios que la afición deportivista le reclamaba y el tramo final apenas sirvió para confirmar la vena goleadora de Edu y confirmar la negritud de su noche con el penalti desperdiciado por Makaay.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 25 de mayo de 2003