El ambiente anoche en la sede del PP era de mucha cautela, mucha tensión y creciente confianza en que los datos finales anularían las oscuras perspectivas que las encuestas a pie de urna habían pronosticado a las ocho de la noche. Pasaron las horas y, en otro tono, el cierre de la jornada lo puso José María Aznar a las 0.40 en el estrado que el PP suele montar en el edificio de la calle de Génova para estas ocasiones. "Hemos ganado las elecciones en 35 de las 52 capitales de provincia y en 9 de las 13 autonomías en las que había elecciones", proclamó el líder del PP y presidente del Gobierno. Aznar añadió: "Algunos pretendían barrer al Partido Popular del mapa y hoy estamos más fuertes y vigorosos que nunca".
MÁS INFORMACIÓN
- El PP mantiene la alcaldía Madrid, recupera la comunidad de Baleares y pierde Zaragoza
- Zapatero: "Éste es un buen comienzo para las elecciones generales de 2004"
- Gallardón asegura que el PSOE ha fracasado en su estrategia de castigo
- Arenas habla del "éxito rotundo" del PP y pide al PSOE que reflexione sobre su "fracaso"
Aznar estuvo flanqueado por Javier Arenas, el equipo del PP para Madrid -Alberto Ruiz-Gallardón, con una mayoría absoluta de 30 concejales, y Esperanza Aguirre, que estaba a última hora de la noche a un escaño de la mayoría absoluta-, y Pío García Escudero. Cuando Aznar terminó, completaron el cuadro desde el balcón Rodrigo Rato y Ana Botella.
Como cada día durante la campaña, los partidarios del líder del PP corearon el "no te vayas" y Aznar replicó: "Seguiremos trabajando por España, porque merece la pena". Dio las gracias "a todos" y "especialmente a los que ayer votaron" a su partido.
Así terminó la noche, con una mayoría absoluta en el Ayuntamiento de Madrid superior a la de hace cuatro años y con la comunidad autónoma casi perdida por un escaño. Había comenzado con una coincidencia de todos los sondeos a pie de urna en unos pronósticos más que negros para el PP.
El primero en dar la cara fue García Escudero, coordinador de la campaña. A las 20.15, con todos los sondeos en contra, felicitaba a los ciudadanos por la elevada participación, un "éxito para la democracia".
Dos horas después, el secretario general del PP, Javier Arenas, conjuró ante los periodistas las malas perspectivas auguradas por los sondeos. Arenas evitó dar resultados, pero dijo que el PP tendría una "mayoría amplia" en la capital, que no tuvo en 1999. En aquel año logró exactamente los 28 concejales de la mayoría absoluta.
Madrid fue así, como estaba previsto, la medida de los nervios de la noche. Hasta el punto de que cuando faltaba un 3% por escrutar en la comunidad autónoma, el PP no la daba por perdida. Faltaba un escaño para los 56 de la mayoría absoluta y los más optimistas confiaban en que aún podría lograrse.
El candidato a alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, felicitó por "el éxito" a todo el partido y "a su cabeza, a José María Aznar", que no ha huido de la posibilidad de que estos comicios pudieran entenderse como un plebiscito a sus políticas más censuradas, como la guerra de Irak.
La sonrisa forzada con que a las 20.15 horas hizo la primera y más difícil comparecencia pública García Escudero se fue transformando, con el paso de las horas, en una visión más optimista, hasta llegar al entusiasmo y el despliegue de banderas con que los populares suelen acompañar a su líder. El PP, desde mucho antes del inicio de la campaña, asumió que tenía muy pocas posibilidades de ser el partido más votado en las municipales, aunque sí confiaba en serlo en las autonómicas. Los populares lograron unos 200.000 votos menos que los populares, frente a los 40.000 más que contabilizaron hace cuatro años.
Pero la medida del éxito era y es Madrid. En la capital, el PP llegó a 30 concejales. El cálculo era que con esa cifra se daba por casi segura la conquista de la mayoría absoluta en la comunidad autónoma. Se quedó, aparentemente, en el límite.
También aseguraron la Comunidad Valenciana con una mayoría absoluta ajustada, y sus tres capitales de provincia. En Génova se acariciaba, asimismo, la posibilidad de lograr la mayoría absoluta en Baleares, lo que permitiría gobernar sin necesidad del respaldo de Unió Mallorquina.
En el País Vasco, mientras, el PP seguía siendo la fuerza más votada en Álava, los socialistas en San Sebastián y los nacionalistas en Bilbao. Además, PP y PSOE están en disposición de forjar mayorías absolutas en Álava y San Sebastián.
El voto de ayer permite al PP mantener el mapa del poder municipal y autonómico con suficiente fortaleza como para que Aznar pase el testigo del liderazgo sin que nadie le cuestione.
Muchos nervios
El PP habilitó la sala donde se celebra habitualmente la Junta Directiva Nacional, a la que pertenecen unos 700 cargos, como sala de prensa multiusos, con platós para las cadenas de televisión y racimos de enchufes y líneas telefónicas para los demás medios. Seis monitores de televisión ofrecían la programación de las distintas cadenas y una pantalla gigante permitía seguir en directo la evolución del escrutinio. Por facilidades técnicas no quedó. Lo que faltó, como ocurre cuando parece que las cosas no van del todo bien, fueron portavoces dispuestos a comentar la marcha de la noche electoral.
Cuando todo empezó a cambiar, Javier Arenas, el secretario general del partido, compareció ante los medios de comunicación para comprometerse con los ciudadanos a "responder a la confianza que la sociedad española" le ha dado al PP. Así, la desolación de primera hora de la noche fue dando paso, según avanzaba el escrutinio, a una percepción menos pesimista. Pasadas las 11 de la noche, el vicepresidente segundo, Rodrigo Rato, bajaba de los despachos de los dirigentes para saludar a los periodistas con una sonrisa.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 26 de mayo de 2003