El ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos, confirmó a primeras horas de esta madrugada las causas de la tragedia. Aseguró a las cinco horas del accidente del tren Madrid-Cartagena y el tren de mercancías que la causa del choque frontal entre ambas unidades fue un error humano, imputable al jefe de circulación de la estación de Chinchilla.
Este operario dio paso al Talgo cuando aún estaba ocupada la vía por el tren de mercancías, que circulaba en dirección contraria. El titular de Fomento cifró provisionalmente el balance del siniestro en cinco personas fallecidas, entre ellas los dos maquinistas del tren de mercancías, el maquinista del Talgo, el interventor y el mecánico, además de 21 personas más desaparecidas. Del resto de pasajeros, hasta 86 personas que viajaban en el Talgo, 27 resultaron ilesas y 38 heridas, la mayoría de carácter leve, excepto cuatro que permanecen ingresados en el hospital general de Albacete.
El ministro de Fomento explicó además que los dos vagones del Talgo no han podido ser analizados por el juez, que ha ordenado que no se manipule ningún cadáver ni ninguna unidad siniestrada hasta las 6.30 horas de hoy. Hasta ese lapso de tiempo los servicios de rescate, entre ellos varias dotaciones de bomberos, permanecían alrededor del convoy regando con las mangueras los vagones calcinados.
Nube tóxica
El choque entre los dos trenes, y más concretamente la posibilidad de que el mercancías transportara sustancias químicas peligrosas, como ácido sulfúrico, sembró la alarma entre los vecinos de Chinchilla (unos 3.500 habitantes). Desde el servicio de megafonía, instalado en el campanario de la iglesia de la localidad, se conminó a la población a que permaneciese en sus viviendas con las puertas y ventanas cerradas. La alarma cesó a los pocos minutos, cuando se confirmó que el tren de mercancías no transportaba sustancias tóxicas.
El alcalde de la localidad de Chinchilla, Vicente Martínez, del PSOE, fue uno de los primeros en personarse en el lugar de los hechos y relataba así la magnitud del siniestro: "Cuando llegué observé una gran nube de humo blanca y llamas de hasta tres metros de altura", dijo. "A mi alrededor todo era nervios y gente corriendo. Por un lado una señora con un brazo lesionado, a varios metros otra llorando, y por todos lados gente corriendo y pidiendo socorro", añadió.
Por su parte, hacia la 1.30, el alcalde de Albacete, Antonio Pérez Castell, exigió a la cúpula del Ministerio de Fomento, dirigida por Francisco Álvarez-Cascos, que no se adelanten los acontecimientos y trate de analizar bien el accidente para explicar a todos los albaceteños y a los españoles en general el motivo por el cual se ha producido este otro accidente, que según explican testigos presenciales adoptó tintes apocalípticos al arder durante varias horas los vagones del Talgo y del mercancías.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 4 de junio de 2003