José María Aznar mantiene punto por punto su argumento de que el régimen de Irak tenía armas de destrucción masiva, y que éstas eran "un riesgo cierto" para la seguridad del mundo. Lo eran, según reiteró ayer el presidente del Gobierno en Lisboa, tanto por estar en manos del tirano Sadam Husein como por "el riesgo cierto" de que fueran a parar a grupos terroristas. Esas armas no aparecen, pero eso no invalida, a juicio de Aznar, nada de lo que se hizo en Irak, donde, según él, ahora hay "una situación más positiva" que, entre otras cosas, ha impulsado el proceso de paz entre israelíes y palestinos.
Aún más, el jefe del Ejecutivo reclamó ayer, sin citarle, al líder de la oposición, José Luis Rodríguez Zapatero, para que respalde públicamente la resolución 1.483, aprobada por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas el pasado 22 de mayo. Esa resolución, propuesta por Estados Unidos, Reino Unido y España, fue aprobada por unanimidad y con la sola ausencia de Siria, levantó las sanciones a Irak y sentó el insólito precedente de respaldar una ocupación extranjera en un país. Lo hizo por la vía de dar plenos poderes a Washington y Londres para la reconstrucción de Irak.
En respuesta a dos preguntas de los periodistas, Aznar reclamó a Zapatero que se sume al consenso internacional sobre la 1.483, "que determina el nuevo ámbito de legalidad", consideró que a estas alturas "sobran algunas consideraciones" sobre los argumentos para poner en marcha la guerra y reiteró que las armas existían y, por tanto, la guerra estaba justificada. La 1.483 es, según Aznar, "el punto de referencia" actual para hablar de Irak.
El riesgo del terrorismo es un riesgo cierto. Es posible que alguien lo niegue, pero es un riesgo cierto. Que existen armas de destrucción masiva en distintos países del mundo también es verdad. Y que puede haber una conexión, desgraciadamente, con grupos terroristas que se pueden querer hacer con armas de destrucción masiva también es verdad", arrancó el presidente.
Los inspectores
Después recordó las resoluciones de la ONU que Irak incumplió desde 1991 y concluyó que había una evidencia: "Es evidente que los inspectores de Naciones Unidas llegaron a la conclusión de que había una parte del arsenal biológico y químico que no aparecía por ninguna parte. Eso era algo más que una presunción".
Era, a su juicio, "más que una presunción". Pero las armas no aparecen. Aznar dijo que él sabe "lo que va a pasar". Y es lo siguiente: "Los que no han salido especialmente favorecidos en el tratamiento de esta crisis, ahora podrán decir que todo esto es una gran mentira, e incluso que se ha faltado a la verdad".
Aznar se defendió con el argumento de que los aliados actuaron "bajo el mandato de las Naciones Unidas, bajo la intervención de las inspecciones de las Naciones Unidas, bajo una coalición de gobiernos aliados y bajo resoluciones incumplidas desde el año 1991".
Además, en opinión del presidente del Gobierno, algunas cosas ya se han encontrado. "De momento, ya han aparecido laboratorios móviles dedicados a la producción de armamento biológico". Y ahí lanzó la novedad de su mensaje: "Del mismo modo de que disponen de esas armas, no sería la primera vez que esas armas, aparte de tenerlas, se las hace desaparecer". Es decir, Aznar defiende la teoría de que el régimen iraquí se habría deshecho de las armas antes de empezar la guerra sin decírselo a nadie, pese a que la ONU le reclamaba que hiciera precisamente eso para evitar una intervención armada.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 5 de junio de 2003